En puridad, el PP ha ganado las elecciones europeas, pero no puede echar las campanas al vuelo porque no hay una traslación directa de votos a unas elecciones generales y porque la elevada abstención dificulta todavía más el establecer comparaciones. Además, ya quisieran oros partidos socialdemócratas europeos haber conseguido el 30 por ciento de votos que ha obtenido el PSOE y que le han convertido en el partido socialista con más representación en el Parlamento de Estrasburgo.
O sea, que no se puede hablar de victoria aplastante de los populares, aunque la derecha haya sacado más escaños que los socios de Pedro Sánchez en estos comicios. Al Presidente del Gobierno le ha bastado todo el fango que ha volcado sobre sus oponentes para reducir su victoria pese a los frentes abiertos en la credibilidad de La Moncloa: ley de amnistía, caso Koldo, Imputación judicial de Begoña Sánchez, etcétera, etcétera.,
Pese a que hay suficientes elementos de descrédito del Gobierno, existe un porcentaje muy amplio de españoles para quienes ha funcionado el mantra de que hay que poner un muro que frene a la derecha y a la extrema derecha para que éstas no supongan un retroceso de nuestros derechos y libertades. Quienes se han visto perjudicados con estos eslóganes de nosotros o el abismo han sido los partidos de extrema izquierda, fagocitados por el PSOE, como en el patético caso de Sumar. El PP, por su parte, siempre necesitará a Vox, si quiere desalojar de La Moncloa a Pedro Sánchez,
Éste, a pesar de los resultados electorales, resistirá al frente del Gobierno, aunque la aritmética parlamentaria, con la desafección de Junts, le impida aprobar ninguna ley en el Parlamento. No hará. como el francés Macrón, convocar elecciones generales tras su debacle electoral, porque en Francia los comicios son a dos vueltas y el Presidente de aquel país confía en que la unión contra Le Pen en la segunda vuelta mantenga a su partido en el poder.
Aquí, no, Aquí el PSOE resiste lo que le echen, incluso que le pasen la amnistía por la cara y que, en vez de servir para la reconciliación, le sirva a los independentistas catalanes para enrocarse en sus posiciones y formar una mesa del Parlament de exclusivo carácter soberanista.
Así, pues, mientras haya un 30 por ciento de españoles que se traguen como si tal cosa todo lo que haga el PSOE, habrá socialismo para rato.