Hasta el próximo 27 de octubre, según adelantan varios periódicos valencianos
‘El esplendor de la pintura en Valencia. Siglos XV-XVI’ ese es el nombre de la exposición que podrá visitarse en la Basílica de Santa Teresa de Alba de Tormes hasta el próximo 27 de octubre. La noticia ha sido adelantada por varios medios de comunicación valencianos como ‘LEVANTE-LMV’.
El artículo, escrito por Begoña Jorqués, explica que se reunirán en el templo teresianos más de un centenar de obras de los siglos XV y XVI. Obras pertenecientes de coleccionistas particulares y de artistas como Gonçal Peris Sarrià, Joan Reixach, Pere Lembrí, Maestro de Perea, Maestro de Artés, Maestro de Borbotó, Joan de Burgunya, Paolo da San Leocadio, Felipe Pablo de San Leocadio, Francisco de Osona, Vicente Macip, Nicolás Falcó, Maestro de Alzira, Fernando Llanos, Fernando Yáñez de la Almedina, Miguel de Prado, Joan de Joanes, Vicente Macip Comes, Gaspar Requena, Onofre Falcó, Miquel Joan Porta, Nicolás Borrás, Vicente Requena o Juan Sariñena. Todas ellas proceden de coleccionistas particulares.
Según el periódico valenciano, José Gómez Frechina será el comisario de la muestra. Según Frechina se trata de una “importante exposición de pintura valenciana que abarca temporalmente desde los primeros pasos del Gótico internacional, pasando por el Renacimiento, hasta 1600”.
En otro artículo recogido por ‘Ars Magazine’ se detalla que en el recorrido destacan obras como Oración en el huerto, de Fernando Yáñez de la Almedina, cuya figuración recuerda a las creaciones tardías de Juan Soreda, otro maestro del renacimiento español que consiguió introducir las técnicas que se estaban dando en Europa. También cabe mencionar la Verónica de la Virgen, de Gonçal Peris Sarriá.
Roberto Ponce López destaca que 90 de las 120 obras se exponen por primera vez y “sus propietarios han querido cederlas para llenar un espacio tan especial de la España vaciada con cultura pictórica inédita de un centenar de maestros”.
Esta extensa muestra arropará una de las obras maestras renacentistas que tenemos en nuestra geografía, El Cristo atado a la columna de Juan de Juanes que se conserva en la basílica salmantina. Representa con un tono pálido y verdoso el cuerpo del hijo de Dios, que permanece sujeto a una columna jaspeada salpicada de colores vivos. Tanto el gesto como la proporción anatómica denotan la presencia de una mano virtuosa.