OPINIóN
Actualizado 27/05/2024 10:38:38
Francisco López Celador

Aunque parezca mentira, aún quedan españoles que no conocen a su presidente. Ni los fraudes empleados en el remate de su currículum académico, ni las fullerías que utilizó para escalar posiciones en su partido, ni las reiteradas promesas de no negociar con secesionistas ni herederos de terroristas, han sido suficientes para que muchos de sus ofuscados seguidores puedan desengañarse. Otros, demasiado confiados, creyendo conocer el paño, pensaron que un timador, aprendiz de político, nunca sería capaz de gestionar tantos desafueros seguidos. Cuando queda un pillo con sus vergüenzas al aire, lo normal es que le resulte muy difícil poder embaucar a más ingenuos. Con Sánchez, no vale esa regla.

Ha demostrado, una vez más, que no es tan tonto como alguno creía. Es más ladino que muchos de sus oponentes. Lo lamentable es constatar que, fuera de nuestras fronteras, ya no engaña ni a los que promete defender. Estamos ante la versión hispana del absolutista francés. Se vale de procedimientos arteros para bordear la Constitución, realiza -o consiente- continuos desplantes a la Corona, procura colonizar aquellas instituciones que deben desarrollar sus funciones como poderes independientes, estimula el enfrentamiento entre los españoles a base de hacer descarados favoritismos y, en el colmo del egocentrismo, piensa que el artículo 56.3 de nuestra Constitución debe referirse a él, y no al Rey. Piensa que está por encima del bien y del mal; nadie puede llevarle la contraria y todos los medios de comunicación deben comulgar con sus ocurrencias, so pena de pasar por las horcas de su particular inquisición. Eso de someterse a sesiones de control en las Cortes, ya no se lleva

Si algún incauto se ha sorprendido al declarar Sánchez su intención de reconocer un futuro estado de Palestina, debe recordar que no será su primer atropello. Que se lo pregunten a los habitantes del antiguo Sahara Español. Fueron traicionados sin conocer a qué se debió el radical cambio de actitud. Traicionó a todos los españoles cuando negoció su subida al poder pactando con Bildu, con Podemos y con los independentistas. Después de rasgarse las vestiduras cuando alguien le mencionaba la palabra Amnistía, está a punto de promulgarla chantajeado por sus costaleros.

Para poder mantenerse en el cargo, fue capaz de negociar con los herederos del terrorismo más cruel que ha sufrido España; lo que equivale a hacer borrón y cuenta nueva con las víctimas de esos etarras que están en libertad porque los que negocian con Sánchez no están dispuestos a colaborar con la justicia. Si Zapatero fue capaz de catalogar a Otegui como hombre de paz, Sánchez ha elevado el listón; se apoya en los que aplaudieron el tiro en la nuca.

Ahora, sin contar con la aquiescencia de la mayoría de españoles –incluidos algunos dirigentes del extinto PSOE-, Sánchez se atreverá mañana a reconocer el estado de Palestina, y el jueves la ley de la Amnistía Es decir, para Sánchez Puigdemont es un español modélico y Hamás una asociación ecologista dispuesta a solucionar el problema de Oriente Medio. Ese grupo terrorista, con la maniobra de Sánchez, puede pensar que la matanza que llevó a cabo en Israel el pasado 7 de octubre ha sido bien vista por España. Pues no; los españoles informados saben lo que hay detrás de los grupos terroristas. Siempre buscan alcanzar sus objetivos mediante la extorsión, el terror, la violencia y el crimen, sin tener en cuenta las muertes de personas inocentes. Hamás -como hacía ETA- lo sabe y, precisamente por ello, insiste en el método para provocar una respuesta que siempre será calificada de desproporcionada. Los seguidores de un pacifismo mal entendido secundan cualquier manifestación de condena a Israel por la respuesta dada. Sabían que respondería de forma excesiva, pero no tienen inconveniente en jugar con la vida de esos palestinos que Hamás está masacrando desde hace años.

Hay que exigir al gobierno de Israel las responsabilidades resultantes de la matanza de personal civil, pero eso nada le importa a Hamás. El movimiento estudiantil – algunos no han pisado una universidad- que aplaude la decisión de Sánchez y condena a los judíos, no se vio por ninguna parte tras el asesinato de 1.200 israelitas y el secuestro de más de 200. Acaso olvidan que, entre esas víctimas, también había españoles. Las mujeres secuestradas fueron maltratadas, violadas y asesinadas ¡Ni una manifestación del movimiento feminista español!

La sociedad está llegando a admitir como normal que la solución de los problemas internos y externos de un pueblo tenga que servir para encubrir los problemas particulares de algún político. Sánchez está con la soga al cuello. El paro, la inflación, la deuda, los presupuestos, las encuestas, …, todo se le pone cuesta arriba. Hasta la justicia se ha empeñado en ser independiente, cosa que le saca de sus casillas. No tolera que se metan con la mujer del César. Es cierto que no está encausada, lo mismo que no lo están algunos y algunas dirigentes de la oposición que aparecen en primera plana de muchos telediarios. Si un juez admite a trámite una denuncia, habrá que esperar al veredicto final. Cualquier injerencia, incluida la de compañeros de profesión, debe ser condenada.

Como éramos pocos, parió la abuela argentina. Un presidente elegido con el mayor apoyo desde que rescataron la democracia, ha respondido al exabrupto de un insolente ministro citando a la esposa de Sánchez, como hace la prensa de medio mundo. Ni un reproche al perdonavidas pucelano, pero viene muy bien la respuesta de Milei y el conflicto judeo-palestino para sacar la cabeza de un mar que le estaba ahogando. Mientras se hable de todo ello, la gente se olvida de los asuntos internos y, de paso, convertido en un nuevo Nerón, puede culpar de todo a la derecha. En el tapete del juego político, los faroles suelen ser apagados con una posible bancarrota. Las naciones del occidente democrático no siguen el camino emprendido por España, pero, como dice el refrán, mucho cuidado, que las armas las carga el diablo. Que Sánchez no se queje si le sale el tiro por la culata. Dependiendo del resultado del próximo día 9, Sánchez sacará pecho o deberá ir preparando las maletas. Eso depende de los españoles.

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