El caballo Lucas tiene un amigo
que siempre le dice: “¡Vente conmigo!”.
Se van al parque, corre que te pillo,
y en el invierno se ponen abrigo.
Pero de pronto llega el verano, se dan
mucha crema en la cara y las manos.
Van a la playa, hacen castillos,
y comen deprisa su bocadillo.
Al volver a casa, muy animados,
cuentan a su abuela cómo lo han pasado:
- “Me ha gustado mucho jugar con la arena,
y ¡hasta la sombrilla se ha puesto morena!”-.
El caballo Lucas tiene un amigo
que siempre le dice: “¡Vente conmigo!”.
Mercedes Sánchez