El torero salmantino vuelve a Las Ventas tras acariciar la Puerta Grande la temporada pasada.
Damián Castaño será el único matador de toros salmantino que haga el paseíllo en Madrid. Sus dos sensacionales actuaciones del año pasado en Las Ventas le han valido para ocupar con toda justicia un puesto en la corrida de toros del martes 4 de junio, en la que lidiará reses de José Escolar junto a Fernando Robleño y Gómez del Pilar. “Para todos los toreros es muy importante estar en San Isidro y tengo todas mis ilusiones y expectativas puestas en ese día, que es crucial en mi vida y en mi carrera. La ilusión es máxima”, afirma el torero salmantino, quien además cree que cada vez que se anuncia en Madrid la responsabilidad va en aumento: “Es la plaza más importante del mundo y no sólo te ve toda la plaza sino que te ve todo el mundo por la televisión. La repercusión que tiene Madrid, para bien y para mal, es enorme. Quiero estar tranquilo y no meterme presión”.
Para Damián Castaño, un triunfo en Las Ventas supondría “abrir muchas puertas que hasta ahora no se han abierto”. Además, en el apartado personal supondría “un golpe de moral tremendo”. El torero se sincera en su respuesta: “Los triunfos no vienen por casualidad, hay que trabajarlos, soñarlos y buscarlos para que terminen llegando. Voy a poner todo de mi parte para que eso pueda ser una realidad. Solo puedo decir que estoy trabajando muy duro para que todo eso suceda”.
La ganadería de José Escolar, de las denominadas duras, es valorada de la siguiente forma por el menor de los hermanos Castaño: “Es una ganadería con la que todo lo que se hace en el ruedo tiene una gran repercusión en los tendidos por la transmisión de sus embestidas. Es una ganadería que pide el carnet de identidad a los toreros, pero me siento afortunado de estar anunciado ese día. Es mi cita con Madrid”.
Por último, y tras ser preguntado por las sensaciones del año pasado en Las Ventas cuando cuajó a la perfección un toro de Valdellán, Castaño recuerda: “Estoy muy agradecido al público de Las Ventas por cómo me trataron. Me demostraron mucho respeto y espero poder devolver todo eso con mi máxima entrega. Puedo decir que los cinco minutos más felices de mi vida han sido pegando doce naturales en Las Ventas y viendo la plaza volcada conmigo”.