OPINIóN
Actualizado 07/05/2024 10:31:56
Manuel Rodríguez García Marogar

Un artículo de Carmen Fernández propone una serie de elementos que cambiarían el fútbol del futuro. Pero no centrado en nuevas Reglas, tácticas, ni estrategias maravillosas…

Sin embargo, aparecen tecnologías como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático (machine learning), el blockchain, la realidad aumentada y virtual o el internet de las cosas que sustentan los proyectos futuros. De paso, he suprimido referencias publicitarias mezcladas con todas las ideas lanzadas.

“El deporte rey debería ser el máximo exponente de la igualdad, más allá de la raza, el género, la orientación sexual, la religión o la nacionalidad. Para la UNESCO, “no hay otro deporte que refleje la diversidad cultural de nuestro planeta igual que el fútbol”. Toda una declaración de intenciones.

Un dato sirve como ejemplo: “En la temporada 2019/2020, entre los más de 400 futbolistas que conformaban sus 20 plantillas, se daban 47 nacionalidades distintas. La diversidad es un hecho y garantizarla, todo un logro”.

Por supuesto, aparecen proyectos llamativos como el procesamiento de imágenes de “Inteligencia Artificial”, “Big Data” y tecnología móvil, auriculares o chips intercutáneos para que el asistente virtual pueda reconocer a la persona que los lleva puesto y pueda solucionar cualquier pregunta o problema de accesibilidad; avatares de “realidad aumentada” para ver el fútbol de una manera distinta; captación de talento futbolístico con procesos más humanizados; personas con discapacidad visual conectadas para generar nuevas experiencias; creación de lentillas inteligentes, espejos con funcionalidades avanzadas, “Smart tv´s” y teléfonos móviles, hologramas en salas virtuales personalizadas para ver partidos de fútbol de manera distinta, reconocimiento de aquellas buenas acciones que se producen en un Estadio…

Todo ello nos puede sonar a música celestial y, también, nos ponen alarmas porque pensamos que aparecerá “Paco con las rebajas” queriendo cobrarnos cuotas por cualquier avance técnico. Actualmente ya estamos avisados de que no aceptemos a la primera cualquier oferta gratuita que nos formulen. “Lo gratuito suele salir caro”, nos lo han grabado a fuego ya.

Lo más edificante sería que en los Estadios no haya manifestaciones xenófobas, gestos y sonidos del “mono” dirigidas a personas de color, quizás sensores para distinguir la intensidad de los golpes recibidos por los jugadores que se quejan, últimamente, con demasiada frecuencia sacando ventajas en la señalización de faltas. Y los árbitros “tragando” en exceso.

Sin embargo, no aparecen mayores concreciones normativas acerca de las manos susceptibles de señalar como faltas; de hecho, una misma acción puede ser sancionada de manera dispar. Del mismo modo, los partidos debieran jugarse el máximo de tiempo posible y los alargues temporales aún no equilibran el conjunto de interrupciones que se producen.

Con todo, el fútbol no debe deshumanizarse con tanto “achiperre” tecnológico, hasta el punto de que ya se está anunciando que la “Inteligencia Artificial” puede llegar a sustituir al árbitro humano… ¡Sería el principio del fín!

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