En todos los países del mundo se celebra el Día de la Madre, que no es un invento de El Corte Inglés como en España suele creerse, aunque eso sí, todas las firmas comerciales lo aprovechan para hacer su agosto, y hacen muy bien. Nosotros lo celebramos el primer domingo de mayo, por lo tanto, en día festivo para que las madres puedan comer con sus hijos y los hijos entregarles sus regalos.
No sucede lo mismo con los padres: el 19 de marzo, que es su día, dejó de ser festivo hace años. Menos mal que esto no parece preocuparles demasiado, porque de no ser así, tendríamos otra polémica de las nuestras y ya estamos un poco, mejor dicho, un mucho hartos de enfrentamientos por simplezas. Ayer se celebró ese día, y gracias a las redes sociales ya no felicitan a las madres solamente los hijos, las felicitan los amigos, los vecinos, los demás familiares y hasta los desconocidos. Nada que decir en contra: es preferible que nos felicitemos por cualquier cosa, a que por cualquier cosa nos insultemos, que también estamos hartos de guerrillas absurdas.
Lo más triste de este día es que no todos los hijos pueden felicitar a sus madres: en la mayoría de los casos porque nos dejaron hace años y ya solo podemos recordarlas, y en las excepciones porque el hecho de serlo no las hace tan madrazas como la sociedad nos obliga a creer. Desgraciadamente no todas las madres quieren a sus hijos, y este día, como todos los días de, debería servir también para visibilizar un problema que nadie quiere ver. Si alguien le contara a alguien que no lo conozca bien las maldades que le hace su madre, no lo entendería porque nos han inculcado que las madres son las buenas y los malos son los hijos. Ni siquiera si denunciara los hechos le harían caso, salvo, claro está, que no llegara al juzgado molido a palos. Pero como para visibilizar esto las víctimas tendrían que empezar a hablar y hacerlo mal de una madre es algo que da vergüenza ajena lo mejor será felicitarlas a todas y punto. Al fin y al cabo qué sería de la humanidad si todas las mujeres decidieran no ser madres…