La casualidad convirtió en símbolo algo olvidado por la autoridad competente, dos vallas en la Calle de Sánchez Barbero cuya provisionalidad empezaba a medirse en meses. Todo un ejemplo de eficacia, ya pasó algo parecido para limpiar bancos en la Puerta de Zamora. La situación de esa calle apareció por aquí hace años, al trasmutar su calzada peatonalizada en espacio mercantilizado privado. No creo que las aceras, al final el único paso libre, tengan el 1’80 metros de ancho exigido por la correspondiente normativa. Solo con esto alguien no hace su trabajo, o quizás la metrología municipal es como las ediciones de la Constitución de la derecha española: especial. Al menos la denuncia “viral” acabó de repente con parte del problema, ahora solo falta cumplir las normas de accesibilidad. ¿Cómo se califica, para el común de los mortales, incumplir la ley?
Reitero que están muy bien las conversiones, pasar del idolatrismo automovilístico acaparador de espacio a rascar algo para el peatón. Pero con menos cosmética en una ciudad donde más del 60% de los viajes se hacen andando, aunque los datos envejecen gracias al desinterés municipal por actualizarlos. La cosa es que la Rúa Mayor sigue pareciendo un ejemplo de grave problema de seguridad, lo acaecido hace unos años con un incendio en un viejo Hotel no inspira confianza. Y las recientes peatonalizaciones del entorno parecen soportar un tráfico de vehículos a cualquier hora difícil de justificar, ¿en qué categoría entra una autocaravana de matrícula alemana en Poeta Iglesias: carga y descarga, residentes…?. Supongo la culpa será del navegador como en Tentenecio.
Imagino habrá finalizado el Life Vía de la Plata, cuyo sentido cada vez se me escapa más. Desde luego publicitado lo ha sido, y mucho. En esencia, y a primera vista, termina pareciendo una serie de bienintencionadas actuaciones cuya conclusión es la disminución del espacio peatonal con la disculpa de la sostenibilidad. Afirmación que, sin ser totalmente cierta, está lejos de acercarse a la categoría de las realizadas sobre “un particular” por la Presidenta de la Comunidad de Madrid. A pesar de todo conviene mirar más allá y exportar ideas a otras calles.
Lo último como muestra es la acera oeste del primer tramo de Torres Villarroel, no veo ganancia en seguridad para peatones, mas constreñidos por jardineras sin restar un milímetro a la calzada. Ser sostenible sin afectar al origen del problema no sé cómo calificarlo. Desde luego me parece muy bien dar un toque verde a nuestras normalmente grises calles peatonales, incluso es buena idea poner pequeños jardines allí donde es posible como en la calle de Zamora. Aunque en esta precisamente no estén en los lugares más amplios. Sigue pensando que poner árboles, en general, hubiera sido más útil, caso de la Calle de San Pablo. O en esta misma haberlo aprovechado para romper “calzadas” demasiado rectas.
La plataforma única estimula la conquista peatonal de toda la calle, aunque tienda a circular por las "aceras". La jardinera junto a la Plaza de Colón quizás hubiera sido más útil al lado contrario para romper la recta de la calzada por donde se permite todavía el frecuente paso de vehículos.
Está muy bien el avance peatonalizador realizado por el Ayuntamiento, incluso alentar la convivencia de medios de transporte tan diferentes como el automóvil y el peatón. Excluir la bici, salvo tolerancias varias, es más difícil de entender. Y es muy loable la rapidez en el cambio de pavimentos mejorando la comodidad y accesibilidad del peatón, reafirmando así esa apuesta. Pero mantener un problema precisamente de accesibilidad en una calle tan visible como Sánchez Barbero, cuando encima parte es provisional y de fácil solución, habla muy poco de eficacia municipal y respeto por sus propias normas. Por no hablar del tolerado trasiego innecesario de vehículos, a pesar de la señalización a la entrada de la zona. ¡Necesitan tan poco para ponerse en evidencia!
Se debe reconocer que en el encuentro de Gran Capitán con Emigdio de la Riva aumenta el espacio peatonal al eliminar la calzada entre la preexistente isleta triangular de la parada del bus urbano y la casa del fondo.