Por cuestiones de trabajo, estoy preparando un pequeño curso sobre mi querida coma, no de todos tan querida... Y por ello, hoy me voy a poner gramático: van un par de citas sobre este humilde signo al que no solemos dar el reconocimiento que merece… Y eso que puede salvar vidas…
...Lo que nos advierte Mark Twain: “debemos tener cuidado con los libros de salud: podemos morir por culpa de una errata”.
Me encontré la cita en Vituperio (y algún elogio) de la errata, de José Esteban, un libro delicioso que me compartió Sergio Macías –gracias, Sergio– y, si bien el mal uso de la coma no siempre es, como tal, una errata, ese signo puede salvar vidas… O lo contrario.
Explica José Antonio Millán el título de su Perdón imposible… ¿O con coma?:
De mis años escolares recuerdo una anécdota atribuida a Carlos V (luego la he encontrado referida a otros reyes, pero nos dará lo mismo...). Al emperador se le pasó a la firma una sentencia que decía así: Perdón imposible, que cumpla su condena. Al monarca le ganó su magnanimidad y antes de firmarla movió la coma de sitio: Perdón, imposible que cumpla su condena. Y de ese modo, una coma cambió la suerte de algún desgraciado...
Pero no solo estudiosos, filólogos, gramáticos se han dado a la tarea de que no nos comamos las comas… Julio Cortázar la definió como “la puerta giratoria del pensamiento” y a él se atribuye este “microensayo”, todo un tratado sociológico:
Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda.
Si usted es mujer, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra mujer.
Si usted es varón, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra tiene.
No sé si Cortázar, o quien escribiera el texto, sigan teniendo razón, pero, por si acaso, denle una vuelta... Y, para terminar, algo de utilidad: recuerden la importancia de la coma “de vocativo”, una de las que solemos olvidar: no es lo mismo –gracias, Eduardo: cambio un poco la frase, malinterpretable en los tiempos que corren– “Vamos a comer, amigos” que “Vamos a comer amigos”…
¿O sí?