A día de hoy suman 109,7 hectómetros, frente a los 82,44 que tenían el año pasado por estas fechas
La Comisión de Desembalse de la Cuenca del Duero se reunió en la mañana del martes, como todos los años por estas fechas, para fijar los volúmenes mínimos de agua que deben tener cada uno de los sistemas de la Cuenca al final del Año Hidrológico 2023/2024, es decir, el 30 de septiembre (coincidiendo con el final de la campaña de riego).
Estos volúmenes se han fijado en función del actual estado de los embalses y de los valores propuestos en las reuniones de las Juntas de Explotación. La situación actual es muy buena en casi toda la Comunidad, ya que los embalses están al 87,6% de su capacidad, el dato más alto en la Cuenca del Duero en estas fechas en los últimos 10 años (gracias a las lluvias y nevadas), con lo cual el desarrollo de la campaña de riego queda garantizado de manera general.
En lo que respecta al sistema del Águeda, que abarca tanto el pantano del Águeda como la presa de Irueña, la Comisión de Desembalse ha acordado como en 2022 y 2023 que el 30 de septiembre deben contar entre los dos con un mínimo de 40 hectómetros cúbicos de agua (en 2023 cerraron el Año Hidrológico con 65,2 hectómetros cúbicos de agua almacenada).
Hay que recordar que el pantano e Irueña tienen capacidad para 132,4 hectómetros cúbicos, contando en estos momentos con 109,7 entre los dos (el pantano alberga 11,59 hectómetros –el 75,1% de su capacidad-, e Irueña, 98,11 -el 89,2%-), frente a los 82,44 hectómetros que tenían el año pasado por estas fechas. Por otro lado, la Comisión de Desembalse ha establecido la dotación orientativa máxima de agua para el regadío en cada sistema, siendo en el caso del Águeda de 6.250 metros cúbicos por hectárea.