OPINIóN
Actualizado 09/04/2024 07:54:16
Francisco Delgado

Finalizando mi último libro (un conjunto de cinco biografías de artistas) cercana la presentación del mismo y comenzando un nuevo libro de similares características biográficas y narrativas, una amiga Poeta me da la oportunidad de la lectura de su último Poemario. Esta lectura me conmueve y hace centrarme en aspectos tan novedosos en su contenido, lingüísticos, estéticos, éticos, filosóficos, que finalmente no puedo posponer unas cuantas reflexiones sobre las grandes diferencias entre el arte de lo poético y el arte de la narración.

Pero previamente a escribir sobre las diferencias, estoy obligado a citar ese campo intermedio, la prosa poética, que me ha dado algunas de las lecturas más enriquecedoras en mi experiencia de lector: Por ejemplo la novela Niels Lyhne del gran poeta Jens Peter Jacobsen, calificado por Rainer María Rilke como “indispensable”, las Cartas a un joven poeta del mismo Rilke, o la malagueña María Zambrano y sus escritos sobre la razón poética, son tres ejemplos de los numerosos autores que han navegado creadoramente entre la prosa o el relato y el lenguaje poético.

Retomando el tema de las diferencias entre poesía y novela ( también ensayo) se podría afirmar que, en general, la obra poética, sobre todo la lírica, pertenece al mundo de lo íntimo, mientras que el relato o novela nace de y para la dimensión pública.

También hay otra gran diferencia entre ambos modos de escritura artística: tanto en la prosa narrativa como en la ensayística, la diosa razón preside la tarea; mientras que la creación poética está constituida por todas las vivencias y percepciones humanas que se resisten a ser significantes de un único significado. Esta característica de la poesía le da al poeta la posesión de un modo de contacto con la realidad único: ni la sola razón, ni la fantasía, ni la persecución de la belleza sonora, están en el centro de la creación poética: los tres se unifican y crean un lenguaje exclusivo que da cuenta de los mundos diversos que coexisten entre el ser humano y su entorno natural y social.

No estoy reflexionando sobre nada “inútil”, como diría mucha gente en nuestra sociedad supuestamente utilitarista. Lo más útil que puede hacer el ser humano en su exploración de la realidad y sus leyes es dar cuenta de todas las dimensiones que nos unen con el Otro y con lo otro.

A través de las palabras se puede mentir, se puede confundir, se puede manipular ( lo experimentamos diariamente en nuestros medios de incomunicación) pero a través de la vivencia poética no se puede ocultar la realidad. La naturaleza de la vivencia poética es similar a la de los sueños: como ellos, la poesía anida siempre en el corazón humano, señalando el camino de los propios deseos.

La persona sabia siempre se deja guiar por sus propios sueños, por sus vivencias poéticas, que es lo mismo que decir por sus propios deseos.

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