OPINIóN
Actualizado 07/04/2024 19:00:09
Francisco López Celador

Cuando decimos alegremente que España es diferente, no estamos faltando a la verdad. Hemos conseguido modificar la esencia de hechos y conceptos hasta conseguir que sean vistos desde interpretaciones diametralmente opuestas a la realidad. Que un presidente del gobierno lleve a cabo su mandato haciendo siempre lo contrario de lo prometido para aferrarse a su sillón y en contra de los intereses de la nación, sólo pasa en España. Hay otros dictadores que también buscan su propio interés, pero no engañan; lo llevan en su programa y, al menos, valores como la unidad territorial son defendidos a capa y espada. Para Pedro Sánchez, “la indisoluble unidad” y “la solidaridad” de las autonomías son verdaderas pamplinas que no deben aguarle su fiesta. Así pues, el método es muy sencillo: rebuscar lucubraciones lingüísticas susceptibles de interpretaciones acomodables al fin buscado para seguir tomando el pelo al sufrido español.

En la antigüedad, alcanzó resonancia el famoso Oráculo de Delfos. Ubicada en la falda del monte Parnaso, la ciudad de Delfos contaba con un templo dedicado a Apolo, a donde acudía el público interesado en averiguar su porvenir de boca de la pitonisa de guardia. Hecha la pregunta y transcurrido un cierto tiempo, el ansioso demandante obtenía la ambigua respuesta. El cambio de optimismo a pesimismo era función de la descomposición de la frase escuchada. Un ejemplo; el ciudadano que preguntaba cómo podían afectarle las constantes guerras de la época podía recibir el siguiente mensaje: “Irás volverás no perecerás en la guerra” Es la llamada frase de la coma mal colocada, que puede dar origen a dos comentarios contrapuestos. Uno, “Irás, volverás no, perecerás en la guerra” y el otro, “Irás, volverás, no perecerás en la guerra”.

Agolpándose en La Moncloa tan numeroso equipo de asesores, parece lógico pensar que se habrá montado el oportuno oráculo sanchista. Como consecuencia de la mayoría tan minoritaria de las huestes socialistas, Sánchez está sufriendo el acoso de tirios y troyanos para poder mantenerse al frente del gobierno. Pretende adulterar la situación a base de lanzar mensajes cargados de una aparente lógica para, después, hacer todo lo contrario. Naturalmente, los futuros votantes escuchan las proclamas bajo prismas muy diferentes.

La parroquia del sanchismo sabe que, si quiere seguir viviendo de las ubres del erario público, debe seguir alabando la ocurrencia del momento, aunque en muchos casos sepa que no se cumplirá. Naturalmente, también hay votantes que comulgan con los fines y medios empleados por Sánchez por propio convencimiento, y otros lo hacen movidos por lo que han vivido en su hogar, creyendo que los equivocados son los demás.

Hay otra izquierda con distinta representación, según se trate de implantación nacional o autonómica. Salvo alguna excepción barnizada de radical separatismo, la mayoría de estas formaciones son las que sostienen a este gobierno y están encantados de haberse conocido. En ningún momento esperaban que su apoyo les proporcionara tantas concesiones, sabedores como son de que muchas de ellas contravienen los dictados constitucionales. Han encontrado el punto débil de Sánchez e intentarán alcanzar lo inalcanzable. Ahí está el verdadero peligro de este presidente.

El resto de españoles también conocen la táctica del gobierno, pero, a veces, parecen empeñados en equivocarse de adversario. Será muy difícil que la derecha vuelva a gobernar si no se une para conseguir la necesaria mayoría. Los últimos comicios están demostrando las consecuencias de conductas cainitas. Es otra muestra más de la particularidad española. Lo que hacen los demás partidos sin el mínimo síntoma de repugnancia, la derecha española no acaba de entenderlo.

La bolsa de votos conservadores puede aumentar de una votación a la siguiente, como consecuencia de un posible trasvase. Esta hipotética cosecha nunca será lo suficientemente importante como para que PP o VOX puedan alcanzar la mayoría absoluta. A nivel nacional, y por separado, nunca llegarán a La Moncloa. Y es así porque Sánchez dispone de las artimañas suficientes para manejar los resortes que lo impidan.

Ante la realidad de la situación actual, los españoles de a pie se preguntan cuánto hay de verdad en las constantes afirmaciones de Sánchez. Más o menos, serán del siguiente caletre:

  • Este gobierno nunca legislará en contra de lo que dicta la Constitución Española y velará al máximo la unidad de España.
  • Sánchez impedirá que se celebre otro referéndum de independencia en Cataluña.
  • El Presidente del Gobierno ofrecerá toda clase de explicaciones a cuantas cuestiones le plantee cualquier formación política.
  • Para solucionar la grave situación económica, el gobierno procurará gastar menos de lo que ingresa, siempre con criterios de solidaridad e igualdad y reduciendo al máximo los imprescindibles puestos de confianza.
  • El gobierno nunca consentirá acciones o manifestaciones que puedan ofender a las víctimas del terrorismo
  • España cuidará al máximo la política exterior manteniendo intactos los lazos que tradicionalmente nos han unido a otras naciones, y evitando cambios radicales sin la oportuna explicación.

Así podíamos incorporar toda serie de eslóganes que saldrán del oráculo de La Moncloa. Ante esas repuestas, los españoles que quisieron oír el dictamen del equipo de pitonisas y pitonisos pueden añadir al final de cada uno de ellos “Es mentira” o “No es verdad”

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >El oráculo de La Moncloa