Los acontecimientos de los últimos días referidos a las informaciones emitidas por los medios de comunicación referidas a los fraudes fiscales presuntamente cometidos por el novio de la presidenta de la comunidad de Madrid, Ayuso, ponen de manifiesto el nivel de “zorrismo y matonismo político” al que han llegado los políticos del PP; algo que trataré de argumentar de la forma más concreta y precisa posible.
Siguiendo las mismas tesis que “colegiadamente” están manteniendo los representantes públicos del PP en relación a la supuesta trama de corrupción en el conocido como “caso Koldo” -presuntos hechos delictivos cometidos por un asesor del ex ministro Ábalos-, solicitando responsabilidades políticas no sólo a Ábalos –ya pedida y sustanciada, porque Ábalos ya no es un diputado del grupo socialista- sino también a políticos que no aparecen implicados en la trama, como la presidenta del Congreso, Armengol o incluso el mismo presidente del gobierno, el comportamiento de toda la “parroquia pepera” con sus casos de corrupción dista mucho del que realizan, promueven y facilitan cuando los supuestos hechos de corrupción son cometidos por otras formaciones políticas diferentes al PP.
Durante estos días hemos conocido que el asesor del gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez (MAR) -que, recordemos, allá por el año 2013 golpeó con su “Mercedes” a tres vehículos aparcados porque cuadruplicaba la tasa de alcohol al volante, detenido y puesto en libertad posteriormente por estos hechos- ha amenazado a periodistas de un medio de comunicación (eldiario.es) que han investigado sobre los hechos presuntamente delictivos cometidos por el novio de Ayuso, diciendo que “os vamos a triturar, vais a tener que cerrar”. Además, el propio MAR publicó que dos encapuchados periodistas de ese mismo medio habían intentado entrar en el domicilio de Ayuso y que otros periodistas de El País habían acosado a varias personas, entre ellas a menores de edad. Estas acusaciones, falsas, que el mismo MAR reconoció que se las había inventado días después, fueron avaladas y verificadas por otro periodista de “la caverna” ultraconservadora, Jiménez Losantos, que en su “sermón” diario en la emisora de radio en la que hace este tipo de proclamas “Millanastrayanas”, llegó a decir que hay que “romper huesos” a los periodistas que investigan al novio de Ayuso, incitando públicamente, a través de las ondas, a la violencia, con la siguiente frase, refiriéndose a Gómez Amador, novio de Ayuso: “es un bigardo, un hombre bien plantado, de familia militar, tendrá dos amigos. Y si no, Desokupa. Y el primero que aparezca por ahí, pues tiene un accidente y se le rompe tres huesos. Esto lo entienden a la perfección. Lo que entienden los diputeros es la violencia”. Esta es la talla humana e intelectual de los que se consideran “periodistas de bien”.
Este tipo de amenazas a periodistas y medios de comunicación serían una mera anécdota si los políticos tuvieran claro cuáles son las líneas rojas que nunca se deben rebasar y cesaran a quienes hacen estas proclamas, sea quién sea el energúmeno que las profiere. Pero, lo más grave es que esas amenazas, ese hostigamiento, sea avalado por los políticos de turno. El señor Feijóo -que ya ha dejado claro que “se baja los pantalones” ante cualquier aberrante conducta presuntamente delictiva y contraria a los principios más básicos de ética personal- ha sido incapaz de condenar las expresiones proferidas por MAR a los periodistas y es incapaz de censurar la conducta política de su “lideresa”, porque conoce cuál fue el destino de quienes decidieron denunciar públicamente a la presidenta madrileña de presunta corrupción política. Feijóo sabe muy bien aplicar el “zorrismo político” sin apenas despeinarse; es más, es su filosofía política, la que ha practicado durante toda su vida pública –recordemos que siendo cargo público, y muy importante, de la Xunta de Galicia, disfrutó de varios viajes turísticos pagados por su amigo, el narcotraficante Marcial Dorado, que posteriormente cumplió condena en la cárcel durante varios años-. Este tipo de personajes tienen la habilidad de mentir mirando a los ojos y a sabiendas de que es falso lo que dicen. Y lo hacen sabiendo que las personas más decentes son las que más se irritan ante ese tipo de conductas.
Estoy seguro que si los hechos cometidos por la pareja de Ayuso los hubieran cometido parejas, bien del presidente del gobierno o de cualquier ministro o cargos públicos de cualquier Comunidad Autónoma no gobernada por el PP, el hostigamiento sería insoportable y estarían diciendo que el presidente del gobierno o cualquier miembro del mismo también serían “presuntos” porque habrían participado de esa conducta delictiva, conocieran o no los hechos presuntamente punibles realizados por su pareja. Por tanto, les acusarían de cometer también esos delitos. Y, en el caso de que hubieran acosado a periodistas y medios de comunicación, les calificarían de “matones” y si no lo hubieran denunciado, serían cómplices también de ese “matonismo”. Recordemos que a la ex vicepresidenta de la Generalitat valenciana, Mónica Oltra, la persiguieron hasta destrozarla, no sólo políticamente, sino también personalmente y tuvo que dimitir por hechos delictivos que cometió su ex marido. El acoso político y mediático de la derecha fue insoportable.
Feijóo ha tenido la oportunidad de condenar los hechos, tanto de la pareja de Ayuso como del lugarteniente de esta, MAR. Sin embargo no lo ha hecho. ¿Es por ello cooperador necesario o cómplice de los hechos cometidos por el "novio" o de matones que amenazan a periodistas? Pienso que no, pero también pienso que si no lo ha condenado es porque no tiene la valentía suficiente para enfrentarse a Ayuso y mirarla a los ojos cuando lo haga, y como sé que a Feijóo le gusta el poder más que a un niño un caramelo, cuestionar a Ayuso es sinónimo de “pena de muerte” política en el PP.