Es un dulce tradicional y artesanal que solo puede encontrarse a lo largo de la cuaresma
Su nombre es Leandro Nieto, y sus manos y dedicación son el gran impulso de un establecimiento que, a diario, y especialmente en Semana Santa, es para obligada para vecinos y visitantes. Un lugar que se convierte en una dulce romería, en la que encontrar los pasteles, tartas y dulces variados más exquisitos es habitual, siendo toda una referencia ya no solo en la provincia, sino en buena parte de España, algo que bien pueden avalar los miles de visitantes que transitan por Peñaranda y antes de retomar su ruta hacen parada obligada en Pastelería Gil, en la calle Carmen 28.
Toda una catedral de los sabores, que acoge el que sin duda es uno de los productos mas demandamos y a la vez más tradicionales de la Semana Santa peñarandina: Los Bartolillos, dulce que se ha impuesto a los históricos ‘Pestiños’ y que supone todo un proceso creativo cargado de paciencia, alma y dedicación.
Tal y como explica Leandro, “el Bartolillo esta realizado a partir de una masa muy fina creada a base de harina, huevos, aceite y mantequilla. Una vez adelgazada se fríe en aceite y se rellena de crema artesana…es un producto que hacemos basados en una receta original que llevamos realizando desde que comenzamos en la repostería en Pastelería Gil y solo en Semana Santa. La receta es única, solo puede disfrutarse así aquí”.
Una tradición, que lleva repitiéndose cada cuaresma desde hace casi 35 años y que ya simboliza uno de los emblemas artesanos más deliciosos, codiciados y representativos de la otra cara de la Semana Santa de Peñaranda.