Desde hace dos años este municipio salmantino acogió esta idea inglesa, siguiendo en pie en la actualidad
Las bibliocabinas son una realidad en Inglaterra desde hace muchos años. Reconvertir estos espacios en hogares para los libros y que todos los vecinos tengan acceso a ellos. Una idea que se ha visto en muchos lugares y que ha viajado hasta la localidad de Candelario, donde sigue en pie. Y es que, al ver como poco a poco las históricas cabinas telefónicas iban desapareciendo en diferentes lugares, en este municipio de la Sierra de Béjar hace dos años decidieron transformarlas para darles un nuevo uso.
Pero, empecemos por el principio. ¿Por qué han desaparecido la gran mayoría de estas cabinas? Con el avance de las nuevas tecnologías y lo que ello conlleva: teléfonos móviles, redes sociales u otras plataformas de internet para comunicarse, las cabinas (en las que había que invertir dinero) fueron quedando en desuso.
Por ello, muchas de ellas, la gran mayoría, han sido retiradas, como ocurrió con la mítica cabina (también convertida en una biblioteca) que se encontraba en el barrio del Oeste de Salamanca.
Así, y para evitar su retirada, en Candelario el consistorio planteó la fórmula de las bibliocabinas para evitar su desaparición. De eso hace ya dos años u, desde entonces, ahí siguen. Recogiendo y guardando libros para que los vecinos disfruten de las lecturas.
Para poder darle el uso correspondiente y a su vez cuidar estos espacios y los libros que hay allí, hay que seguir tres sencillas normas o pasos.
1. Elegir el libro que más guste o que nos haya llamado la atención.
2. Llevárselo a casa y leerlo.
3. Devolverlo en cualquier «Punto libre» o cambiarlo por otro libro, para que el ejemplar que dejemos tenga un nuevo “dueño”.