OPINIóN
Actualizado 16/03/2024 09:30:52
Unpuntocurioso (Rebeca Martín)

Ricitos de Oro es la protagonista de un cuento infantil que todo el mundo conoce. Su curiosidad la llevó a entrar en una casa en el bosque que pertenecía a tres osos. Allí descubrió tres tazones de sopa: uno estaba demasiado caliente, otro demasiado frío y el tercero tenía la temperatura ideal, así que no dejó ni una gota de sopa. Su elección aplicada a la psicología os dice que, cuando las personas nos enfrentamos a diferentes opciones, elegimos siempre la intermedia.

Aplicado a la lectura, este concepto toma sentido gracias al estudio neurocientífico realizado por el Doctor John Hutton, investigador y pediatra en el Hospital Infantil de Cincinnati. 27 niños de 4 años participaron en esta prueba realizada con una máquina FMRI (Medición de Actividad Cerebral por Resonancia Magnética) que media su actividad cerebral mientras se enfrentaban a una lectura narrada (solo audio), lectura en voz alta de un libro ilustrado (audio e imágenes) y lectura animada (video). Los niños leían en cada uno de los tres formatos y la máquina escaneaba su actividad cerebral respecto al estímulo visual, del lenguaje y de sus propias experiencias almacenadas en la memoria. Los resultados son sorprendentes pero lógicos:

  • La lectura solo en audio resultó “demasiado fría” ya que permitía activar la zona del lenguaje pero hubo menos conectividad con el resto de estímulos, por ejemplo, a la horas de vincular la historia con sus propias experiencias emocionales.
  • La lectura solo en video resultó “demasiado caliente” porque aunque hubo mucho actividad de las redes de percepción visual y auditiva, la animación exigía poco esfuerzo del niño para descubrir contenido adicional, simplemente la disfrutaba sin esforzarse demasiado en comprenderla o conectar con ella.
  • La lectura del libro ilustrado en voz alta fue “perfecta”. Cuando los niños podían ver las ilustraciones, la actividad de la red lingüística disminuyó un poco en comparación con la condición del audio. En lugar de prestar únicamente atención a las palabras, dice Hutton, la comprensión de la historia por parte de los niños se "andamió" al tener las imágenes como pistas y los expertos vieron una mayor conectividad entre todas las redes que estaban observando.

Este efecto “Ricitos de Oro” nos permite trabajar con la importante y necesaria base que la narración y la ilustración proporcionan en el desarrollo de los prelectores. Si además le añadimos el vínculo emocional y la cercanía física que la lectura en voz alta por parte de un ser querido proporciona en el lector, tenemos una clave importante para “dar de leer” y añadirle a la animación lectora la parte científica que necesitaba.

Rebeca Martín García

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