Además de responder a las necesidades básicas de la población más vulnerable, la entidad trabaja para recuperar la autoestima y el bienestar de la persona.
Cáritas Salamanca ha celebrado recientemente su 60 aniversario, ¿qué momento atraviesa la entidad?
Estamos en medio de una realidad de mucha complejidad y envergadura, dolorosa, dado el contexto social global por el que atraviesa la sociedad. A nosotros lo que nos preocupa, aparte de las necesidades materiales, es la situación vital de las familias y de las personas. Cáritas acoge la realidad humana allí donde está para abrir con la persona y caminos de recuperación, de modo que pueda encontrarse a sí misma. Esto exige mucha escucha, mucho análisis y mucha reflexión para trabajar, no desde la necesidad, sino desde las capacidades. Una de las cosas que más nos importa es el cambio de las personas.
¿Qué papel cumple Cáritas en Salamanca?
Con toda sencillez, yo te diría que Cáritas es altavoz de la realidad que todos percibimos alrededor y que intenta responder con el criterio de acompañar a quienes más sufren, a quienes necesitan recuperar derechos y restaurar sus vidas, su dignidad herida. Para algunas de ellas, como la población migrante, es una de las instituciones que mayor apoyo aporta para cubrir sus necesidades tanto materiales como de asesoramiento jurídico. En los últimos años, la vivienda se ha convertido en un gran pozo sin fondo para muchas familias. Cada vez nos encontramos con más familias que se enfrentan a una especie de dilema: vivir en condiciones no dignas, compartir espacios reducidos, lidiar con el hacinamiento y soportar malas condiciones de vida y de convivencia o enfrentar la asfixia económica. Muchas se ven obligadas a recurrir a fórmulas como el subarriendo de habitaciones.
Mencionaba hace unos meses que el problema de la vivienda unido a una situación de precariedad estaba aumentando los problemas de salud mental. ¿Qué consecuencias producen en las familias y en las personas afectadas?
Estas familias están marcadas por un estrés profundo que puede afectar y de hecho afectar gravemente a la salud física y a la salud mental y esto nos lo estamos encontrando cada día más. Las adicciones no se han ido nunca, están en aumento. El problema de la adición no se resuelve solo dejando de consumir, sino recobrando el porqué de vivir. El problema de la exclusión no es un problema solo económico: es un problema de ruptura humana. Y en ello, la vivienda es clave.
En materia de inmigración, ¿cuáles son las principales necesidades de las personas migrantes que llegan a Salamanca?
Disponemos de una asesoría jurídica especializada en inmigración. El peso en Cáritas de las personas que no tienen regularizada su situación es muy grande. Es casi la única institución que atiende a estas personas, que también tienen dificultades para alquilar una vivienda o acceder a ayudas sociales. El proceso es larguísimo y tiene mil trabas burocráticas. Baraka es nuestro centro intercultural y espacio de convivencia. En él se imparten clases de español en diferentes niveles y también se ofrece apoyo escolar y talleres, entre muchas otras actividades.
¿La administración es lenta respondiendo a las emergencias sociales?
Se está se está avanzando. Nosotros o sea tenemos muy claro el papel que tiene ocupar Cáritas, que no es la administración ni debe serlo. Quien representa a la ciudadanía es la administración es la que tiene que modificar las leyes. Hay un diálogo estable a todos los niveles en el día a día con los responsables de los sectores (drogodependencia, personas sin hogar…).
¿Qué nuevos retos o proyectos tiene Cáritas por delante?
Hemos planteado ocho bloques fundamentales que agrupan 60 propuestas de trabajo. En primer lugar, que se asegure el derecho de acceso a los bienes básicos, entre ellos, una vivienda digna. Por un lado, es decisivo ampliar el número de viviendas sociales en alquiler y, por otro, incrementar el número de viviendas de emergencia, lo que garantizaría “refugio” a familias en situación de extrema necesidad. También creemos que se deben planificar y coordinar políticas de empleo focalizadas en los colectivos con un acceso más complicado al mercado laboral a través de programas formativos. Cuidar y atender la salud mental, combatir la brecha digital, contribuir al desarrollo de una cultura de la paz y potenciar el encuentro a través de espacios de escucha y convivencia son otras de las metas que guían nuestro trabajo.
¿Hay mercado laboral en Salamanca para las personas más vulnerables o en riesgo de exclusión?
Desde Cáritas pedimos que las políticas de empleo se focalicen en los colectivos que tienen más complicado acceder al mercado laboral. Estamos haciendo un trabajo importante de conexión con empresas. Desde el Centro de Empleo tenemos el proyecto de ‘Empresas con corazón’ mediante el que contactamos con empresarios que admiten alumnos para hacer prácticas. Hay que abrir caminos. Vamos a empezar ahora con una presencia mayor en las zonas rurales, en las comarcas de Guijuelo y de Peñaranda.
¿Qué importancia tiene en el restablecimiento de la dignidad de la persona vivir en comunidad y por qué es importante para el bienestar social?
No somos islas. La gente vive en una comunidad y en un barrio. El poder integrarse y salir de su círculo cerrado es fundamental. La dimensión comunitaria es esencial para la integración, la superación y el crecimiento de todos. Nosotros atendemos a niños, adolescentes y a jóvenes desde la realidad que están viviendo para motivarles y acompañarles en esa búsqueda de empleo y en su propio crecimiento laboral. Invertimos muchísimo esfuerzo humano y económico para que la gente saque el graduado escolar y después obtenga un certificado de profesionalidad o entre en cursos de formación para el empleo. Los compañeros de animación comunitaria trabajan para que exista una comunicación con los barrios. Por ejemplo, el Centro Intercultural Baraka de Cáritas ha participado recientemente en el pasacalles de carnaval organizado por el Consejo Social de El Rollo. En Cáritas defendemos un estilo comunitario de vivir, que reconozcamos que formamos parte de una misma sociedad y de una misma comunidad.