"Yo no quiero que me recuerden a mí, quiero que recuerden a toda la gente que ha trabajado, a todo el equipo"
Tras más de 6 años como rector de Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero atendía a SALAMANCA AL DÍA, en el ecuador de su segundo periodo al frente de esta histórica institución educativa, con el fin de repasar algunos de los logros y retos de la USAL. Esta fue una de sus ultimas entrevistas como máximo representante de la USAL y merece la pena leeerla en esta jornada, puesto que hoy ha anunciado su renuncia al cargo.
La Universidad de Salamanca sigue mejorando su posición en las clasificaciones internacionales. ¿Qué importancia le da a esta situación?
Eso refleja el esfuerzo de muchas compañeras y compañeros, que trasladan al exterior una imagen de buen desempeño, tanto docente como investigador. Los rankings se elaboran con muchos datos y también con encuestas en las que académicos de otras universidades responden sobre que universidades les parece que están haciendo un mejor trabajo. La posición de la Universidad en Salamanca sube porque la percepción que tienen otros universitarios y también los datos objetivos de las publicaciones sobre el trabajo que se hace aquí son buenos.
Crece también la USAL en número de alumnos, ¿tiene capacidad para acoger a muchos más?
Depende de la oferta académica. Algunas están completas y no pueden crecer mucho más. Pero todavía hay margen para crecer en Posgrado, en Máster universitario oficial, en Doctorado, y en formación permanente. Además, Salamanca es una ciudad con voluntad y capacidad de acoger estudiantes. Se han abierto miles de plazas de nuevas residencias y el próximo curso se incorpora otra con mil habitaciones.
Uno de los problemas principales de crecimiento que tienen las ciudades universitarias en otros países del mundo y en España es el alojamiento. Y eso en Salamanca estará suelto.
Desde luego, el propósito de la Universidad es ir creciendo porque la economía local se beneficia. Además, cuantos más estudiantes atraemos, llegan más con buenos expedientes académicos que luego se quedan aquí y colaboran con los grupos de investigación y desarrollan distintas iniciativas.
En Salamanca no está colapsada la oferta académica ni la oferta de servicios a los estudiantes, como está ocurriendo en otras ciudades españolas y del mundo.
Así que uno de los éxitos de la USAL es la proyección Internacional
Sí, esa es una de las fortalezas. Esta es una ciudad que, para sus dimensiones, con 144.000 habitantes, está muy abierta al mundo. No hay ninguna otra capital de provincia española con este ambiente cosmopolita. Y es que en relación al tamaño de la ciudad, el número de visitantes internacionales es extraordinariamente alto, ya que a los miles de estudiantes que cursan titulaciones oficiales se suman los alrededor de 10.000 que vienen solo a estudiar español, más todos los de las academias privadas de español. Entonces, Salamanca es una ciudad donde siempre hay entre 12.000 y 14.000 estudiantes extranjeros a lo largo de un año. Vamos por la calle con japoneses, chinos, muchos latinoamericanos, Erasmus, y los estudiantes españoles tienen la experiencia de conocer a gente de otros países, lo que es una oportunidad formativa, porque hay universidades donde los chicos y chicas van a las aulas y se encuentran con la gente con la que ya estudiaban en el instituto.
Y la verdadera experiencia universitaria es entrar en un aula y encontrarse con personas de otros lugares, porque así se aprende también mucho y se viven experiencias que son las propias de la universidad.
¿Qué proyectos tiene la USAL para su desarrollo internacional?
Hay varios en el ámbito del español, en alianza con el grupo de universidades hispanas de Estados Unidos, con la nueva certificación del español, y eso va a traer muchos estudiantes.
Además, está el ‘supercampus’ en el que participamos con universidades europeas, que también ha recibido y va a recibir en los próximos años más financiación, lo que permitirá crear nuevos grados interuniversitarios y vendrán más estudiantes europeos.
Por otra parte, hemos firmado acuerdos importantes con gobiernos y embajadas, como Brasil, Colombia, México y China…. Para atraer muchos más estudiantes.
Hemos aprendido que si no diversificas te expones mucho a riesgos múltiples que se proyectan sobre las distintas áreas geográficas.
La enseñanza del español es uno de los pilares de la USAL ¿Qué papel juega en el proyecto ‘Ciudad del español’?
La relación con el Ayuntamiento es excelente y la iniciativa privada es fundamental y crea mucha economía, da muchas oportunidades a los titulados y también genera ingresos en familias que acogen estudiantes de español en su casa, con habitaciones alquiladas. Además, trabajamos juntos con la Universidad Pontificia, con la que tenemos muy buena relación, y con las academias del español.
Pero tiene que haber un buque insignia de la ‘Ciudad del español’, que sin duda es la sociedad de Cursos Internacionales y la labor de la Universidad. Algo muy importante es asumir desde la Universidad que tenemos que contribuir a que se cree riqueza para todo el mundo.
Las carencias de infraestructuras en Salamanca, casos de las conexiones ferroviarias o del aeropuerto que no tiene vuelos regulares, ¿son un lastre para el crecimiento de la USAL?
Es cierto que hemos recibido quejas de organizadores de congresos por las dificultades del desplazamiento de ponentes y congresistas. Ya hay una percepción de que es más difícil llegar a Salamanca por las combinaciones y las frecuencias con otros lugares que a otros destinos.
Aunque todavía Salamanca tiene un poder de atracción extraordinario y la gente asume esos costes y dificultades adicionales de desplazamiento porque le gusta venir a nuestra ciudad. Pero en el largo y en el medio largo plazo el crecimiento exponencial de la Universidad se vería muy beneficiado de conexiones de alta velocidad con los aeropuertos de Madrid y de Oporto. Salamanca podría escalar en cifras.
Si ellos pueden elegir entre esos dos aeropuertos y saben que después, en una hora y media, están en la ciudad, van a venir muchos brasileños o muchos asiáticos. Y mil brasileños o mil asiáticos más en Salamanca son mil familias más que alquilan sus habitaciones.
No tenemos ninguna duda de que vamos a seguir creciendo. Porque Salamanca es muy potente, es una marca muy fiable y los proyectos avanzan. La cuestión es cuánto vamos a crecer, ¿un poco o todo lo que el atractivo de la marca posibilitaría?
Y en el campo de la investigación y la tecnología, ¿qué protagonismo tiene la USAL en este ámbito?
Hay fortalezas muy importantes. Tenemos a la mejor investigadora de hematología del mundo, que es Victoria Mateos, investigadores muy potentes en el área de las ciencias de la Tierra, como José Abel Flores, que trabaja en temas de cambio climático, o el grupo de Juan Manuel Corchado en la inteligencia artificial, que está trayendo proyectos potentísimos. Además, hay investigadores buenos en las facultades de Ciencias Químicas, en Humanidades, por supuesto tenemos institutos de investigación potentes en Ciencias Sociales, en Psicología, Historia Medieval Filosofía, Literatura, algunas áreas de Derecho…
No obstante, la competencia internacional por los resultados investigadores es muy reñida. La Universidad de Salamanca está progresando, pero también otras están creciendo mucho.
Si nos quedáramos en la posición que ocupábamos, perderíamos números en el ranking. Avanzar cuesta mucho esfuerzo y hay que agradecérselo a las investigadoras e investigadores.
Queda algo menos de dos años para concluir su segundo mandato, ¿Qué objetivos tiene para este periodo?
Seguir creciendo, consolidar las plantillas, crear oportunidades de buenas condiciones laborales para el personal de las administraciones servicios y para el personal investigador, y que los estudiantes se sientan a gusto y tengan una buena experiencia formativa, darles calidad. Y sobre todo que la Universidad siga al servicio de las sociedades de Salamanca y del resto de las ciudades en las que se encuentran sus facultades, y que se creen oportunidades para los jóvenes. Seguir haciendo lo que venimos haciendo estos seis años y pico.
¿Cómo le gustaría que le recordaran como rector?
Yo no quiero que me recuerden a mí, quiero que recuerden a toda la gente que ha trabajado, a todo el equipo. Yo soy un profesor que estoy aquí acompañado de mucha gente, haciendo todo lo que puedo e intento que se vea el excelente trabajo que hacen otras personas.
Cuando termine me voy a dar clase y me quedan muchos años, unos 15 años de carrera profesional. Eso de que te recuerden es para gente mayor.
Quizás lo único que he hecho es que he intentado incluir a todo el mundo para que pudiera desarrollar sus capacidades. He intentado no ser parcial o diferenciar. He sumado a gente con independencia de que me apoyara en las elecciones o no. Pero yo creo que eso es lo debido, lo que hay que hacer.
¿Y está satisfecho?
Yo me mantengo alerta. Si estás satisfecho, cometes un error. Porque entonces bajas la guardia. Hay que estar atento a todo porque el contexto universitario es de gran competencia, cada vez más. Hay muchas universidades privadas, hay muchas ciudades que querrían tener lo que tiene Salamanca. Entonces, si nos conformáramos con la situación, cometeríamos un gran error.