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CULTURA
Actualizado 27/02/2024 10:56:00
Charo Alonso

La pintora Rosana Largo ha visitado el Museo Casa Lis tras la vorágine de los Goya, donde la ministra de Igualdad lucía uno de sus diseños

Acaba de regresar de París y pronto partirá a Dubai para ofrecer una muestra de su trabajo artístico con los vestidos en tela policromada que tanto están dando que hablar últimamente. Pese a todo el trabajo ímprobo que supone cambiar de sede su Museo del Cuento en Urueña, que ahora ocupará un espacio privilegiado en el Centro Delibes de la Villa del Libro, la pintora Rosana Largo ha hecho un hueco para visitar por primera vez el Museo Casa Lis y disfrutar de la colección permanente con el añadido de recorrer las obras expuestas temporalmente de Fernando Botero. Un instante de calma frente al objetivo de Carmen Borrego para escuchar las indicaciones de un guía de excepción, el director de la Casa Lis, Pedro Pérez Castro, en medio de la vorágine que ha supuesto el hecho de que en la Gala de los Goya, la ministra de Igualdad, Ana Redondo, luciera un vestido pintado por la artista vallisoletana.

Una artista premiada en Italia, en Francia, que expone en Estados Unidos, en Dubai y que ha tenido el privilegio de mostrar su obra en una de las inmensas pantallas luminosas de Time Square, honor que quiso compartir con la obra de los Berruguete en un homenaje al pueblo que guarda uno de sus proyectos más queridos. Nueva York ha tenido sabor no solo español, sino palentino, de Paredes de Nava. En Valladolid están acostumbrados al eco mediático mundial de Rosana Largo, sin embargo, en los medios nacionales, su nombre ha empezado a sonar al compás del paso de una mujer que viste su creación artística. Ya era hora, pensamos muchos, sin embargo, conocedor de este mundo complejo, Pedro Pérez Castro le indica a Rosana que el trabajo bien hecho al final tiene reconocimiento.

Nace Rosana Largo en Valladolid de orígenes palentinos y pasa su infancia entre las páginas en la librería de sus padres en Urueña, allí donde abrirá su preciosista Museo de los Cuentos que ahora traslada de ubicación. El suyo es un mundo abigarrado alimentado de fantasía, lápices de colores, ilustración clásica y sueños de libros troquelados que ahora construye como una artesana de la caja de todas las magias. Licenciada en Derecho, la pintura se impuso y derrochó su genio particular ajeno a toda moda. El suyo es un hiperrealismo sensual, pleno de color, de rica textura con genio de miniatura medieval, barroco absoluto, dominio dieciochesco de la minucia. Es una orfebre del color y de la textura. Su pintura, siempre inmersa en la tradición que recrea de forma originalísima, sorprende al público y gana numerosos premios internacionales. Una pintura que desborda el lienzo y se hace madera, composición, aparataje… y uno imagina a Rosana en su taller convertida en carpintera de sueños, en la delicada joyera de lo diminuto. Pinta sobre cualquier material que resiste hermosamente su desbordada imaginación, y no solo eso, el suyo es un intelecto afilado que une y descubre… de ahí que convierta en ciencia los cuentos y cuente la ciencia como un relato mágico donde cambiar de tamaño, llegar al asteroide del Principito o sumarse a la magia de las máquinas de Leonardo Da Vinci. Es el descubrimiento de una forma de fantasía que aúna la imaginación popular con los principios de la ciencia… y este proyecto magistral que va más allá de la pintura toma cuerpo en el Museo de los Cuentos y la Ciencia que ha puesto en el mapa aún más al pueblo de Paredes de Nava, donde le ofrecieron una sede que ocupa en la hermosa vecindad de los Berruguete o de Jorge Manrique. Rosana Largo ha sabido ser generosa, no es ella quien se proyecta en las calles de Nueva York, sino su pueblo del Museo donde realiza una visita guiada cada mes que tiene gran cantidad de solicitudes.

Una Rosana que viaja a todo tipo de eventos vistiendo los trajes de su fantasía desbordada, pintada por el óleo inacabable de su deseo de experimentar. Trajes que se convierten en motivo de exposición, de curiosidad, y es esta tarea textil la que ocupa las páginas de los medios nacionales cuando, en la pucelana gala de los últimos Goya, la ministra Ana Redondo llega con un traje de la artista: color feminista y un homenaje a Velázquez. La Infanta Margarita, representante de una época donde las mujeres eran musas y modelos del pintor, se convierte en un rostro pleno de inocencia y del personalísimo estilo de la artista. Y la curiosidad mediática se dispara ¿De quién es esa obra de arte hecha vestido? Aquellos que conocen el arte de Rosana se felicitan.

En la provincia de la España que no es la capital, parecen no tener eco los éxitos de fuera, los Museos que se llenan de público y de referencia que no cesa. Pero en nada de esto está Rosana Largo mientras visita la Casa Lis deteniéndose en la riqueza del brocado y el encaje de las telas que visten a las muñecas de la colección de Ramos Andrade, embebiéndose de los azules de la cristalera. Es una criselefantina que cobra vida mientras se alza sobre sus botas sopesando la ligereza de la bailarina, el vuelo de su falda, la mano que se eleva. Llueve afuera mientras el terciopelo, la madera y el cromado de otro tiempo adornan la cafetería Art Nouveau, Art Déco con otro tipo de sueños, los de un tiempo de libertad y de música. Esa libertad de la que hace gala con cada pincelada minuciosa, la artista que viene a visitarnos, tan cerca, tan lejos, tan nuestra, tan plena, mientras la esperan en Dubai, valijas llenas, arte que nos habla de Velázquez, de Berruguete, de pueblos donde florecen los Museos y los chicos y grandes se extasían con la magia de los cuentos. Esos que tan bien sabía recorrer una niña que pintaba entre las páginas y las ilustraciones. Es la magia de una artista singular en el más hermoso de nuestros rincones, qué Lis es Rosana y qué Rosana se nos vuelve Lis.

Charo Alonso / Fotografías: Carmen Borrego.

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