OPINIóN
Actualizado 20/02/2024 10:50:47
Enrique Arias Vega

Pese a su descalabro en las elecciones gallegas, el PSOE no ha hecho autocrítica. Para él, la culpa del resultado es que no tuvo tiempo para desarrollar su programa electoral, ya que los comicios se planteaban en clave autonómica y no nacional, como pretendía el PP. O sea, que la amnistía, las conversaciones con Puigdemont y demás concesiones al independentismo catalán no habrían influido en los votantes.

Es una interpretación, claro, para salvar la cara. Lo importante para el sanchismo en seguir en el Gobierno a costa de lo que sea, incluido en ese lo que sea su irrelevancia en Galicia. Habrá que esperar, pues, a las próximas elecciones para ver si las cesiones al separatismo pasan o no factura fuera del hemiciclo de Las Cortes. Lo curioso del caso es que no se sabe cuáles serán esos próximos comicios, dada la posibilidad del Gobierno vasco de poner las elecciones en Euskadi por delante de las europeas del 9 de junio.

En el caso de tratarse de las votaciones en el País Vasco en primer lugar, no hay mucho margen para el análisis por la especificidad de esos comicios en una región en ua que los socialistas son ya la tercera fuerza electoral, aunque estén en el Gobierno a remolque de su coalición con el PNV. En cualquier caso, es seguro que el blanqueamiento político que ha hecho el PSOE de Bildu hará subir a los independentistas de izquierda en detrimento quizás del propio Partido Socialista.

Por eso, el banco de pruebas serán las elecciones europeas, con circunscripción única, y en la que se dirimirá dónde quiere ir la UE, incluidos los temas del Consejo General del Poder Judicial español y la amnistía que, de una u otra manera, serán debatidos en Europa en estas próximas semanas y meses. Allí, un fracaso del PSOE más que probable indicaría la importancia que dan los españoles a la igualdad de todos ellos y al imperio de la ley sobre la conveniencia política de Pedro Sánchez.

Así que esperemos a las próximas elecciones para ver si lo de Galicia ha sido un tropezón puntual o el signo de que, más allá de lo que pase en un Parlamento que está a lo que el líder máximo desee —con la connivencia o no de los separatistas de Junts—, o el síntoma de que la deriva de concesiones a los independentistas del actual Gobierno tiene remedio.

Enrique Arias Vega

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