La guerra, más allá de privar a los ninõs(as) de su educación –robándoles la oportunidad de una infancia normal–, perpetúa un ciclo de violencia que afecta no solo a los individuos, sino también a las comunidades y a la sociedad en su conjunto.
Gabriela Bigatá
Defensora de los Derechos Humanos
En un mundo donde, según UNICEF, 300.000 niños y niñas forman parte de grupos y fuerzas armadas, el 12 de febrero, Día Internacional Contra el Uso de Niños y Niñas Soldado, nos hacen reflexionar sobre la urgente necesidad de poner fin a esta grave violación de los derechos de la infancia.
Los conflictos armados provocan consecuencias impactantes en la comunidad en que se desarrollan, con incontables pérdidas humanas. En ese sentido, la participación directa de menores de edad en esos enfrentamientos es aún más relevante por razones obvias.
La involucración de menores en hostilidades expone a estos jóvenes a graves violaciones de los derechos humanos, como el reclutamiento forzado, la violencia sexual y la participación en combates mortales, privándolos de su inocencia e imponiéndoles no solo riesgos físicos inmediatos, sino también consecuencias a largo plazo en su salud mental y emocional.
En el ínterin, los abusos no se circunscriben exclusivamente a la ejecución de actos vinculados al conflicto, sino que también se observa una cuestión de género, pues las niñas reclutadas, aproximadamente el 15% de los menores reclutados, sufren además una gran tasa de actos de violencia sexual, que la ONU cifra en el 98% de estas niñas/adolescentes.
Así, la guerra, más allá de privar a los ninõs(as) de su educación –robándoles la oportunidad de una infancia normal–, perpetúa un ciclo de violencia que afecta no solo a los individuos, sino también a las comunidades y a la sociedad en su conjunto.
Caracterizando una de las violaciones más atroces de los derechos humanos, esa realidad ha llevado a la adopción de medidas cruciales para proteger a la infancia en medio de situaciones de guerra. Uno de los hitos más significativos en este sentido es el Tratado Internacional sobre los Niños Soldados, un instrumento legal que prohíbe y busca prevenir el reclutamiento y la utilización de menores en conflictos armados.
Firmado por 170 países del mundo, este tratado es un esfuerzo colectivo para abordar la alarmante realidad de los niños soldados. Uno de los aspectos más destacados del texto es la prohibición expresa de reclutar a menores de 15 años, incluso en situaciones de conflicto.
A pesar de los avances significativos, solamente los Estados están obligados, lo que no impone barreras para que la infancia sea explotada por grupos ajenos a la administración pública. En ese sentido, la cooperación al desarrollo puede promocionar una actuación más directa, dentro de la propia comunidad, trabajando desde la Educación al Desarrollo y Ayuda Oficial al Desarrollo, para que la sociedad como un todo se estructure de manera adecuada para alejar esa práctica.
En conclusión, la prohibición del reclutamiento y utilización de niños menores de 15 años en el derecho humanitario internacional representa un paso crucial hacia la protección de la infancia en medio de conflictos armados. Sin embargo, la verdadera erradicación de esta práctica requiere un esfuerzo global continuo para abordar las causas fundamentales y garantizar la aplicación de todos los derechos de la niñez. Solo a través de un compromiso colectivo podemos construir un mundo en el que los niños sean protegidos y puedan crecer libres de las devastadoras guerras.