Tras la prueba (en la que acabó por dejar de llover) se colocó el habitual pañuelo morado a la imagen de San Agustín
El recién rematado coso taurino de la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo albergó en la sobremesa del Jueves de Casetas su primer evento: la prueba del caballo promovida por la Asociación de Amigos del Alguacilillo, que tiene como finalidad que el binomio que conforman la alguacililla del Carnaval, Patricia Zamarreño Martín, y su yegua, Morenita (propiedad de César Vegas Ratero), se adapten a la arena del coso taurino y a su entorno, de cara a su intervención en los festivales y novilladas de las tardes carnavaleras.
La entrada de Patricia Zamarreño y Morenita en el coso taurino, acompañadas por varios Amigos del Alguacilillo, se produjo cuando estaban cayendo ‘las primeras gotas’ del Carnaval, que en este caso no fueron a mayores, y acabaron cesando, aunque sí hicieron, junto al viento reinante, que la presencia de público fuese escasa (no es un evento multitudinario, pero siempre se acercan unos cuantos curiosos).
La prueba siguió el procedimiento habitual, ensayándose lo que ocurrirá cada tarde en el coso antes del inicio del festival o la novillada correspondiente. Así, tras recibir el visto bueno del ‘presidente’, Patricia Zamarreño hizo a lomos de Morenita el despeje de plaza. Posteriormente, regresó a la parte sur del ágora, para recoger a los peculiares ‘toreros’, con los que recorrió toda la arena. Con los toreros ya en la parte superior, la alguacililla bajó por 3ª vez, para dirigirse otra vez hacia arriba, esta vez al galope, para que el presidente le tirase las llaves de los toriles.
Este lanzamiento de las llaves se probó una única vez, pero fue exitoso. Tras ello, Morenita bajó y subió varias veces más, todo ello ‘dirigido’ por Joaquín Sánchez ‘Tato Galerías’, que animó a ponerle “al mal tiempo, buena cara”, recordando que ha vivido Carnavales “con hielo, nieve...”.
Finalizada la prueba (con foto de familia incluida), los presentes se dirigieron a las puertas de la Iglesia de San Agustín, para completar el ritual de la Asociación en la tarde del Jueves de Casetas: la colocación del pañuelo morado de la entidad a la imagen del santo situada en la fachada del templo. Enrique González se encargó de esta tarea, colocándole también un ramo de flores. Como ya había ocurrido en el ágora, se lanzaron numerosos vivas.