Algunos nacen estúpidos, otros alcanzan el estado de la estupidez, y hay individuos a quienes la estupidez se les adhiera. Pero la mayoría son estúpidos, no por influencia de sus antepasados o de sus contemporáneos. Es el resultado de un duro esfuerzo personal. Naturalmente, son los últimos en saberlo, y uno se resiste a ponerlos sobre aviso. (Paul Tabori)
Hago mías las afirmaciones de Paul Tabori y me uno a las preguntas que hace unos días se cuestionaba el maestro Raúl de Pozo, sobre la existencia del infierno.
Hay muchas situaciones que vivimos en la actualidad sin necesidad de visitar ese “lugar de fuego y dolor”: guerras, genocidios, enfermedades incurables, hambrunas… La iglesia tenía que pedir perdón, nos amenazaba con el infierno, con el purgatorio y con el limbo.
Si hay una encíclica sobre la Divina misericordia de Dios, ¿a qué nos condena a abrasarnos dentro de una prisión perpetua?
Benedicto, por inspiración del Espíritu, dijo que el “limbo” no existía. ¿Y a cuántos infantes nos decían que al fallecer iban al nefasto lugar del que jamás supe el significado? Francisco, argentino, y muy dado a parlotear, llega a afirmar que el infierno no existe. Luego remacha el clavo diciendo que… es una opinión personal y que espera que esté vacío. Al no ser dogma de fe, tampoco es necesario creer. Este Pontífice se mete en jardines en que no sabe qué abono o riego necesitan las plantas.
No podemos tomar a broma.. Mejor el infierno por la temperatura y la compañía. Muchas generaciones murieron y vivieron atemorizadas por las amenazas de la religión católica.
Estamos en el siglo XXI y la iglesia debería humildemente pedir perdón o dar explicaciones y que supiéramos por qué, entre ríos llenos de sangre y torturas; se condenaba a gente sencilla con el terror eterno.
El Papa ha dicho que no hay infierno, ¡estupendo, Francisco! ¿Entonces, Lucifer es pura invención del AT y NT, o del célebre Dante, en una de las partes de la Divina Comedia? Voltaire asegura: Los santos padres no creyeron en la eternidad del infierno; les pareció absurdo que un humilde hombre o mujer se estuviera chamuscando toda la eternidad por haber robado un castrón o una gallina.
Llegamos a la fiesta de “Don carnal y doña Cuaresma”, no será momento de pensar en palabras que nos aterrorizaron: ETERNIDAD, INFIERNO, PURGATORIO….
Felices fiestas y disfruten, cada día es único. Ponga la verdad en sus ojos y estos relucirán igual que cuando la ilusión y el amor se pone frente a nosotros.