El comportamiento político que está teniendo Feijóo y el resto de políticos de la derecha y la extrema derecha política española, es absolutamente impresentable, esperpéntico y deplorable –por calificarlo de forma elegante-, desde que esta derecha radical y troglodita no consiguió llegar al poder tras las elecciones generales del pasado 23 de julio.
Y todo ello porque, aunque en la arena política se vierten críticas –por cierto, muy legítimas todas- de unas formaciones hacia otras, las descalificaciones vertidas por los líderes de esta “fachosfera” hispana están impregnadas de odio, impotencia y rabia, porque sus líderes están acostumbrados a mandar e imponer su criterio siempre, siendo para ellos insoportable comprobar que en las cuestiones importantes que afectan a los derechos sociales y económicos de los españoles, las cosas en España van razonablemente bien.
España es, con mucho, el país que más crece de la Unión Europea. Al cerrar el año 2023, el Producto Interior Bruto (PIB) se incrementó en un 2,5 %, cuando el crecimiento medio de los países de la UE ha sido del 0,5 %. Por su parte, el empleo también creció considerablemente en España durante 2023; concretamente en 783.000 personas, un 3,83 %, casi tres veces más que en 2022. El número total de parados a cierre de año se situó en 2.830.600 personas y la tasa de paro bajó más de un punto hasta el 11,76 %. Por lo que respecta a las Comunidades Autónomas, los mayores aumentos de empleo se produjeron en Cataluña, con 197.000 ocupados más, le siguen Madrid, con 160.500 y Andalucía, con 130.000. En cambio, la Comunidad Autónoma en la que no sólo no creció el empleo, sino que disminuyó y lo fue en 4.200 ocupados menos fue la de Castilla y León. Es decir, nuestra región, la gobernada por PP+VOX y presidida por el señor Fernández Mañueco, del PP. Nuestra comunidad sigue perdiendo habitantes y tejido productivo, convirtiéndose poco a poco en un erial abandonado. Recordemos que el PP lleva gobernando esta región desde tiempo inmemorial, desde hace casi 4 décadas y las zonas rurales están cada vez más abandonadas y los servicios públicos muy deteriorados. Un ejemplo es el de la sanidad, los médicos están cada vez menos días a la semana en los pueblos y las escuelas se van cerrando todas en casi todos los pueblos
De otra parte, la ONG Transparencia -Internacional, que tiene en cuenta los niveles de corrupción en los distintos países-, sitúa a España en el puesto 36, es decir, ha bajado dos puestos en relación al último informe emitido. El motivo principal lo sitúa esta organización en la no renovación de los órganos constitucionales en España, concretamente de la del Consejo General del Poder Judicial, que lleva más de 5 años caducado. Esta penosa situación es imputable, exclusivamente, a los líderes nacionales del PP.
Éste partido que dice poner excusas para renovar el CGPJ, acusa al gobierno de “querer controlar a los jueces”, y de no respetar la división de poderes. Está demostrado que jueces como García Castellon, están archivando graves casos de corrupción cometidos por miembros del PP y, en cambio, prorroga la instrucción del caso “Txunami democratic”, imputando a los autores de los desórdenes públios y de los daños provocados por seguidores del independentismo, de actos de terrorismo. Quién no respeta la división de poderes y la independencia judicial es la derecha troglodita, la que se une con la ultraderecha de Vox para gobernar allí donde puede, le da lo mismo que sea en comunidades autónomas que en ayuntamientos.
En la reunión que han tenido el ministro de Justicia, Bolaños y el político del PP, González Pons con el comisario de Justicia de la Unión Europea, Reynders, los responsables de la UE han dejado muy claro que en España es urgente a renovación de los cargos del Poder Judicial pendientes, que esto es lo que España tiene que hacer en primer lugar y después adaptar la normativa española a la europea para la renovación. Es decir, queda meridianamente claro que el culpable de que no se haya renovado el Poder Judicial lo tiene el PP, no el gobierno. El PP siempre ha puesto excusas para la renovación, todas de diferentes tipos y tanto se ha hecho cuando el PP lo dirigía Pablo Casado como actualmente con la dirección de Feijóo.