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CARNAVAL DEL TORO
Actualizado 03/02/2024 00:03:39
David Rodriguez

Durante la velada se entregó la Garrocha de Plata de la Peña El Caballo a Manuel André Jorge ‘Manecas’

Con la clara ‘competencia’ de la hoguera de San Blas que se estaba celebrando a la misma hora en Sanjuanejo (a varios miembros del Equipo de Gobierno les dio tiempo a tomar parte en ambos eventos), el PreCarnaval Cultural de Ciudad Rodrigo siguió adelante en la noche del viernes con la velada protagonizada por la Peña El Caballo, que como es costumbre se puso en marcha junto al Monumento al Garrochista.

Allí tuvo lugar la primera foto de familia de los miembros de la Peña con sus dos protagonistas: el pregonero, José Andrés Benito Díaz, veterinario de profesión, criador de caballos y juez internacional de equitación de trabajo; y el Garrocha de Plata, Manuel André Jorge ‘Manecas’, histórico encerrador portugués. Acompañados por la Rondalla III Columnas, la comitiva puso rumbo al Teatro Nuevo por el Registro y la calle Madrid. Al llegar a la Plaza Mayor, los ‘foráneos’ de la comitiva, entre ellos varios portugueses, se quedaron admirados del trabajo de construcción de los tablaos que se estaba llevando a cabo todavía a esas horas.

Una vez en el Teatro Nuevo, el acto se abrió con la intervención de Juan Luis Montero ‘Perita’, quién tuvo palabras tanto para el Garrocha de Plata, de quién dijo que “ha sido un espectáculo coincidir con él en los encierros”; como para el pregonero, sobre el que resaltó que, al igual que Manecas, es alguien de La Raya hispano-portuguesa. En su pregón, José Andrés Benito plasmó su pasión tanto por los caballos como por Ciudad Rodrigo.

Con la voz algo tocada, José Andrés Benito inició su pregón mostrando su agradecimiento por poder pregonar el Carnaval “de una ciudad íntimamente ligada a mi vida y en la que resido desde hace unos años”, que “no se concibe sin el caballo” (puso como ejemplo Siega Verde). De salida, empezó hablando sobre su infancia, en concreto sobre cómo desde pequeño se le inculcó el respeto “por la ancestral profesión de ser ganadero” en la finca de El Gardón, a 35 kilómetros de Miróbriga, donde pasaba los fines de semana y vacaciones.

De esa época recordó cuando acompañaba a sus familiares a Ciudad Rodrigo a cualquier recado, o a presenciar el Concurso de Acoso y Derribo (en el que a día de hoy ejerce como veterinario), y el encierro a caballo del Carnaval, “para ver el espectáculo, único en el mundo, de ver a toros y caballos por las calles del casco histórico de la ciudad”, incidiendo en que “estamos disfrutando del Carnaval de la misma manera y en el mismo entorno que se viene haciendo durante generaciones”.

Mencionando a varios encerradores, José Andrés Benito subrayó que “desde el siglo XV se lleva encerrando en Miróbriga”, según los documentos que también “dan fe de lo obstinados que sois a veces los mirobrigenses, que incluso con prohibiciones reales imaginabais la forma de celebrar vuestros encierros”, concluyendo que “Ciudad Rodrigo es tierra de toros, de caballos, de carnaval, de tradición, de amor por su idiosincrasia, de profundas convicciones que ni la Guerra Civil fue capaz de atajar”.

Del mismo modo, apuntó que Ciudad Rodrigo “es culpable en parte de mi afición al caballo”, señalando como “primeros maestros” a su padre y a Alfonso el de Paradinas, “del que tanto aprendí y con el que tantas horas pasé aprendiendo de su sabiduría”, yendo “poco a poco curtiéndome con el ganado”. Así, “se fue construyendo mi relación con el caballo, el toro y Ciudad Rodrigo, esta última a través de sus gentes, auténticos embajadores de su tierra”.

José Andrés Benito relató que, a la hora de elegir una profesión, como “ya llevaba el campo y el caballo en las venas, y no me resignaba a que mis visitas se limitasen a los fines de semana”, se matriculó en Veterinaria “para dedicarme a lo que más me llenaba”. Al acabar la carrera, se especializó en caballos, conociendo prestigiosas ganaderías bravas y equinas, que “por desgracia pasan por momentos muy difíciles debido al cambio de mentalidad desinformada de esas gentes tan “peculiares” que habitan en las grandes ciudades”. Al mismo tiempo, fue conociendo grandes mayorales y vaqueros que “merecen todo mi respeto”.

Posteriormente, el pregonero incidió en cómo su relación con Ciudad Rodrigo “se fue agrandando”, también en Carnaval: “de forma natural, sin pensarlo, venía más y más, y sin apenas darme cuenta, pasé a ser José Andrés, el veterinario de los caballos”, añadiendo que con el paso de los años “me las arreglé para acabar viviendo en El Gardón”, donde ya contaba con un centro de reproducción equina, y hace unos años estableció su residencia en Miróbriga.

En el siguiente tramo del pregón, habló de dos de sus pasiones. Por un lado, el caballo de pura sangre lusitana, “ese caballo con alma y coraje, seleccionado durante siglos para el toreo a caballo”, que desde hace unos años está criando él mismo junto a un amigo. En este punto, enumeró unas cuantas ganaderías y criadores de raza equina en la comarca, que “convierten a Ciudad Rodrigo en un buen sitio donde venir a comprar buenos caballos”, relatando las propias directrices que él sigue como criador, que escuchó en una ocasión al ganadero Vasco Freire.

Por otro lado, la disciplina de la equitación de trabajo que “intenta representar en una pista todo este trabajo de campo que aprendimos desde pequeños”, de la cual “Ciudad Rodrigo es una parte importante” en su evolución y desarrollo, ya que “este fue uno de los puntos donde se sembró la semilla que hizo resurgir la Equitación de Trabajo”, ayudándole a él a aprender lo necesario para llegar a ser juez internacional y directivo de la Asociación Mundial.

Al respecto, recordó un clinic organizado en Casasola, o las exhibiciones iniciales en la Feria del Caballo, resaltando que Ciudad Rodrigo es “parte” del éxito actual de España en los campeonatos continentales. Tras mencionar dos “buenos caballos” de equitación de trabajo de estas tierras, Aire de Cantarinas y Ordenado de Arcos, se mostró “especialmente orgulloso” de la repercusión de los concursos de equitación de trabajo que tienen lugar en la actualidad en Ciudad Rodrigo, de tal modo que ahora “también es conocida por este concurso, sus caballos y esas pruebas de la vaca con los mismos animales que se utilizan como cabestros en el encierro a caballo del Domingo de Carnaval”.

Concluido el pregón, de cerca de media hora de duración, cerró el acto Juan Luis Montero ‘Perita’, antes de sacarse todos los protagonistas una foto de familia en el escenario, adornado con dos garrochas y sillas de montar. Tras ello, se dirigieron con la compañía de la Rondalla III Columnas al Restaurante Tamborino. En el transcurso de esta reunión en torno a la mesa se produjo el reconocimiento específico de la Peña a Manuel André Jorge ‘Manecas’.

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