Es difícil para los niños y niñas de protección que los educadores que orientamos su proyecto de vida les colmemos afectivamente.
Pasamos tiempo con ellos e incluso conseguimos que terminen un itinerario educativo que empieza en el aula de innovación de la cata de oficios y termina con los ciclos superiores de integración social y gestión forestal.
Como el ruiseñor cantan con nosotros cuando están en confianza. Los acompañamos en los buenos hábitos y les creamos vicios sanos con el circo, el cine, el deporte, etc.
Pero llegan a la mayoría de edad y priman las relaciones de pareja tóxicas. Incluso siendo menores tienden a repetir relaciones posesivas y violentas por miedo al abandono.
Pretendemos darle a ellos y a ellas herramientas de empoderamiento. Pero no parecen suficientes.
Tenemos parejas de educadores con dos sueldos y condiciones para tener hijos y como mucho tienen mascotas. Nuestras chicas sin embargo suelen ser madres pronto con parejas inadecuadas y sin los recursos económicos ni conocimientos para el cuidado de los bebés.
Lo que no podemos aceptar es que nos consideren padres porque eso satisface al educador pero crea falsas expectativas en la chica o el chico. Mientras ellos están en Navidad en el centro nosotros estamos esquiando con nuestras hijas.
Es verdad que algunos hemos vivido con nuestras hijas en el centro con ellos. Actualmente aunque hay mucho voluntariado estamos repartidos en turnos.
Con muchas chicas y chicos sí podemos aspirar a ser estrellas polares hacia donde dirigirse cuando se sientan perdidos aunque ya hayan acabado su ciclo con nosotros.
Más importante es que son ellas las estrellas polares que dan razón de ser a nuestro proyecto ecosocial. Cada equipo de nuevos proyectos de atención a los últimos que tenemos actualmente tiene muchos problemas burocráticos, difícil gestión del personal y complicada sostenibilidad. El apoyo mutuo para que salga entre todos los recursos sale de la fuerza que da querer a estos chicos. Estamos enfocados en ellos y eso nos une. Una alumna de integración social a la que han diagnosticado esclerosis múltiple se lo ha contado a alguna de nuestras niñas banderitas y no a sus compañeras para no vender pena. Es capaz con ese mensaje yo de ser un ejemplo de superación para la niña y ver esta enfermedad como un súper poder en este momento para ser una mejor integradora social. Se irán un fin de semana a Ibiza integradora y menor a curar heridas y evadirse sanamente de la pesada realidad.