En la procesión hasta la ermita de San Lorenzo no faltó alguna caballería, además de perros de varias razas
Trasladada a este sábado 20 de enero, la Asociación de Cazadores ‘Los Sauces’ se erigió un año más como insignia en el mantenimiento de la fiesta de San Antón en la localidad de Saucelle, celebración muy arraigada en este municipio ribereño y cuya liturgia comenzaba la noche antes con la tradicional quema de capacho, una costumbre con la que los vecinos celebraban el final de la recogida de aceituna y agradecían al Patrón de los animales sus ‘desvelos’ por haber permitido cosechar tan preciado fruto.
Tras ese prólogo en el que no faltarían el convite de dulces, el aguardiente y el vino bajo los sones de la gaita y el tamboril, la jornada de este sábado comenzaba en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción una solemne misa en honor a San Antón, que por un día al año relegaba a San Lorenzo en las predilecciones de los saucellenses.
Tras la homilía, oficiada por el párroco Miguel Ángel García, comenzaba la procesión amenizada por la gaita y el tamboril de Diego Rengel, que de este modo se anunciaba la salida de San Antón de la iglesia escoltado por los integrantes de la Asociación de Cazadores y resto de vecinos.
Como es costumbre en esta procesión, los niños volvieron a enlomarse sobre los burros en la procesión camino de la ermita de San Lorenzo, aunque en esta edición únicamente asistió un burro, el cual llevó sobre la albarda a una niña durante parate del recorrido. Ya junto a la ermira, el párroco procedería a la bendición de campos en el mirador, para seguir con la bendición de los animales junto a la ermita, donde no faltaron los perros, mascota por excelencia en esta localidad como se pudo comprobar.
Concluidos los actos religiosos, los vecinos se trasladaron hasta el Teleclub para participar en un convite.