¿Dónde están los ecologistas, que movieron el panorama político español en el año 2002?
Aquellos que proclamaban la independencia para las tierras y el Océano de Breogan. Los hago desaparecidos en otras campañas donde se pueda mentir a quienes les escuchen. Los progres son igual que conejos; cuando ven peligro, se esconden en sus lujosas madrigueras y para atenuar el panorama dicen que se necesitan “cursos de formación”. ¿Los tuvieron entonces?
¡Ya! Ahora no está en el gobierno central el PP y sí el PSOE.
La niebla y la choiva galega amenazan, y las deidades Manannán, y su padre Lir al igual que los “lucones”, parece que se han vuelto de espalda al empoderamiento de los siniestros. ¿A quién vamos a echar la culpa del vertido de “pellets” a las playas gallegas? A las maracas de Machín.
Si los hilitos del chapapote era cosa del gobierno central, esto también, señores míos.
Gobierno y Xunta se cruzan acusaciones mutuas respecto a cuándo se tuvo conocimiento de la llegada de los plásticos y al momento en que debió haberse activado el protocolo a fin de iniciar las tareas de recogida y limpieza. Si el “Toconao” reconoce la pérdida de varios contenedores y que muy probablemente los pellets fueran parte de su carga, comprometiéndose a sufragar las tareas de limpieza.
El Prestige fue una desgracia ecológica terrible para Galicia, y el que lo negara fuera del color que fuera, era un necio. Hoy, en los noticieros no se da información sesgada como se hizo entonces. Han cambiado los colores y aquellos sublevados jovenes y jóvenas enarbolando enfurecidos la bandera “Nunca Mais” guardan silencio.
Sobran fanáticos del PSOE en sus intentos en echar basura sobre el PP. Esto es un accidente y a quien hay que pedir responsabilidades es a la naviera del barco y no a la Xunta. ¡Ahhh! Pero llegan las elecciones gallegas… Confío en que las buenas gentes de Galicia sepan dar una lección al sanchismo.
Los puentes se utilizaron en Gran Bretaña: “El puente de Londres se ha caído”: contraseña para anunciar la muerte de la reina de Inglaterra. Los otros puentes por muy fieros que se pongan, de poco deben valer que enseñen sus afilados colmillos.