OPINIóN
Actualizado 15/01/2024 10:44:05
María Jesús Sánchez Oliva

El Gobierno no tenía necesidad de preocuparse por el uso de las mascarillas: los ciudadanos ya habíamos decidido volver a usarlas. Los Gobiernos autonómicos tampoco tenían que molestarse en ponerse en contra: en muchos centros sanitarios ya se habían puesto carteles pidiendo que se entrara con mascarilla. Pero uno y otro vieron en ello un motivo para tirarse los trastos a la cabeza y la polémica está servida.

El colapso de los hospitales

Pese al cambio climático, desde que yo tengo recuerdos, con el invierno llegaron las bajas temperaturas, las heladas y las nieblas. Con estos fenómenos, desde que yo tengo recuerdos, llegaron las gripes. Las gripes, desde que yo tengo recuerdos, se contagian, y cuando entran en una casa no se van sin pillar a toda la familia y al que cojan por delante. Las gripes, los catarros, los constipados o como quieran llamarlos los entendidos, se curan, generalmente, en siete días con medicinas y en una semana sin ellas, que dice una amiga mía que es médica y las que son enfermeras, y en otros, porque los años no pasan en balde o porque se sufren otras enfermedades, pueden tener consecuencias graves, muy graves incluso, y es imprescindible acudir a urgencias donde en muchos casos hay que ingresar a los pacientes. Pero a algo que puede pasar todos los años y de hecho pasa, no podemos echarle toda la culpa del colapso de los servicios de urgencia, de los centros de salud y de los hospitales.

La lección olvidada

La pandemia nos hizo creer que habíamos aprendido la lección, pero esto que todavía algunos llamamos andancio aunque pequemos de incultos, de antiguos o de ridículos, nos ha demostrado que todos la hemos olvidado. Los ciudadanos los primeros. Es verdad que volvimos a las mascarillas para ir a los centros sanitarios y a las residencias de mayores sin que nadie nos lo mandara, pero no es menos cierto que llegaron las navidades y hemos ido de compras a centros comerciales abarrotados, a cenas y comidas con compañeros de trabajo y amigos a restaurantes que había que reservar con tiempo porque estaban a tope, a visitar a familiares a otros lugares o a recibirlos en casa y a llevar a los niños a todos los eventos que organizan los ayuntamientos, y si los demás no la llevaban, ¿para qué íbamos a llevarla nosotros? Después las juntas autonómicas que son las encargadas de gestionar la sanidad. El sistema sigue con escasez de personal y sin suplir vacaciones y bajas laborales. Con las navidades, como en otros servicios públicos, muchos sanitarios estaban de vacaciones, y si en épocas normales no dan abasto, ¿cómo iban a hacerlo en esta situación?

El Gobierno no tenía necesidad de tomar medidas para volver a usar las mascarillas: los ciudadanos ya habíamos decidido volver a usarlas, y muchos de los que no pudieron vacunarse por lo complicado de conseguir una cita, lo están haciendo voluntariamente ahora que se ha facilitado la gestión. Los Gobiernos autonómicos no tenían razones para manifestarse en contra de la medida: si ellos mismos habían aconsejado el uso de las mascarillas por su cuenta, más que censurar la medida, deberían aplaudirla. Esperemos que ni a uno ni a otros se les ocurra prohibir usar mascarillas para sacar provecho de la polémica y nos dejen protegernos y proteger a los demás ya que la mayoría de los ciudadanos estamos de acuerdo por raro que parezca.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >La polémica de las mascarillas