Recién hemos terminado el Tiempo de Navidad, tiempo de ternura por ver a Dios encarnado en un bebé de menos de tres kg de peso al nacer. Tierna es también la escena de los pastores, turnándose para visitar al Niño en el pesebre, pero sin abandonar las ovejas, que no entienden de milagros. El mismo Jesús fue designado por Juan el Bautista como “El Cordero de Dios”, Cordero apto para el todavía lejano sacrificio de la Cruz. Los Evangelios están preñados de referencias a la Naturaleza, al trabajo del campo, a la ganadería y a la pesca. Puede adivinarse una gran dosis de nostalgia, en ese amor de Jesús por la Naturaleza, por la Creación, vaya. El mismo San José es muy probable que hubiera sido en su mocedad un pequeño labrador al que varias sequías consecutivas le llevaron a pedir crédito a los prestamistas, que acabaron incautándose de sus tierritas y él convertido en un obrero manual, carpintero de obra, encofrador y fabricante de estructuras para la construcción de la Urbanización de Séforis, muy cerquita de Nazaret, a apenas 6 kilómetros; era una urbanización de alto standing para comerciantes griegos y terratenientes hebreos, saduceos forrados muchos de ellos. Carpinteros de muebles había pocos porque solo los ricos tenían puertas, ventanas, mesas, armarios y sillas.
El camino de 6 km entre Nazaret y Séforis debía llenar de nostalgia el corazón de José al contemplar los campos que ya nunca serían suyos; pero, haciendo de la necesidad virtud, es probable que José consiguiera enseñar al adolescente Jesús el amor al campo, al paisaje y los animales salvajes o domésticos, como sólo los que los han perdido pueden amarlos.
Cuando en la lectura del Evangelio en la Liturgia católica se lee “en aquel tiempo”, lo que debemos entender es “Hoy, 9 de Enero de 2024, en Zamora... o en Vitigudino” Pues eso, que hoy andan revueltas las aguas ganaderas de ovino en Zamora. “Houston, tenemos un problema”, porque un problema es que la mayor parte de los socios de la importante Cooperativa Campo de Avutardas decidan abandonar el Consorcio de Promoción del Ovino por estar en desacuerdo con la Gerencia, empeñada, al parecer en proyectos dudosamente rentables, o jugosamente rentables para la obtención de cuantiosas subvenciones europeas y que, en todo caso, parecen no responder a los intereses mayoritarios de los pastores: granja para 3.060 ovejas, construcción de una planta de tratamiento de estiércol para producir biogás, siendo cierto y verdad que el número de ovejas ha disminuido drásticamente en los últimos años y, por consiguiente, ha disminuido el volumen de estiércol. Desde luego, dado que el número de ovejas ha disminuido, ya es posible colonizar 800 hectáreas con placas solares. Desde un punto de vista empresarial ¿son económicamente viables estos proyectos? ¿Benefician estos proyectos a los pastores o a los inversores? Bueno, dirá alguno, mientras los pastores y sus ovejas se vean beneficiados, todo puede hacerse. Pero ¿Beneficia o perjudica a los pastores? Cierto es que no todos los pastores zamoranos son ingenieros agrónomos, ni veterinarios, ni expertos técnicos financieros. No menos cierto es que , como las meigas, haberlos haylos junto a los pastores, digo ingenieros, veterinarios, gerentes y financieros.
La corrupción es una tendencia permanente en el alma humana y los sistemas democráticos y el moderno Estado de Derecho no se ven del todo libres de ella. La corrupción puede ser peligrosa para los políticos gobernantes, como recientemente se ha comprobado en el caso de los ERE de Andalucía, por la parte del PSOE, o el famoso caso Gurtel en el caso del PP; son solo algunos ejemplos. Pero los dos partidos actualmente gobernantes en nuestra querida Comunidad Autónoma de Castilla y León, deberían tentarse mucho la ropa no sea que esta crisis de los pastores y de los gerentes, termine con un escandalazo de corrupción que los arroje a la balsa de purines, al muladar del estiércol, o a la sombra multiplicada de un “bosque” de placas solares, o...
Para mayor enredo, podría ser que toda esta situación sea consecuencia de la llamada España vaciada: la Comisión Europea, enterada del desierto poblacional zamorano, castellanoleonés, en que se ha convertido “la Raya” con Portugal, se tomen estas provincias del Oeste de España y Este de Portugal, como campo experimental de iniciativas aparentemente ecológicas, buenas para todos, menos para “la especie vertebrada 201”, como llamé en un artículo publicado en el extinto periódico “El Adelanto”, de Salamanca -hace cuarenta y ocho años- a los pocos habitantes de la Sierra de Francia, amenazados por un Parque Natural que iba a cercenar la agricultura y la ganadería porque en aquel paraje vivían doscientas especies de vertebrados. Se habían olvidado de la 201: las mujeres, los hombres y los niños del mundo rural, que fueron, curiosamente, los primeros capaces de reconocer que aquel Niño acostado en un pesebre era Jesús (El Salvador), Dios encarnado (Emmanuel) entre nosotros, que todavía olemos a oveja.
Antonio Matilla, zamorano, párroco de San Martín de Tours, en Salamanca.