La Unidad de Emergencia Social reparte bebida caliente, mantas y ropa de abrigo e informa de los recursos disponibles en Cruz Roja y en la ciudad. El Centro de Atención a Personas Sin Hogar, con 20 plazas, habilita 4 plazas extra ante el descenso térmico invernal
Las olas de frío y las gélidas temperaturas, bajo cero durante las noches, afectan especialmente a las personas en situación de calle, por ello en estas fechas invernales Cruz Roja en Salamanca refuerza la atención a este colectivo de personas en situación de extrema vulnerabilidad a través de la Unidad móvil de Emergencia Social (UES) y el Centro de Atención a Personas Sin Hogar (CAPSH) ubicado en la sede provincial de la organización humanitaria.
Durante el recorrido nocturno que realiza la Unidad de Emergencia Social por la ciudad de Salamanca, desde las nueve de la noche hasta pasada la medianoche, se identifica a personas en situación de calle, con una media de entre 10 y 20 cada noche, tanto en las paradas fijas de la ruta como en otros lugares donde estas personas se encuentren refugiadas del frío. El voluntariado de la UES de Cruz Roja atiende sus necesidades, les ofrece comida para cenar y bebida caliente (leche, café, té y caldo), productos de higiene, ropa de abrigo (mantas, guantes, gorros, calcetines…) y, lo más importante, da un acompañamiento con una escucha a la persona, informándole de la posibilidad de acudir al Centro de Atención a Personas Sin Hogar ubicado en la sede provincial de Cruz Roja así como al resto de recursos existentes en la ciudad.
En este sentido, el Centro de Atención a Personas Sin Hogar de Cruz Roja, abierto de 22.00 a 15.00 horas y con disponibilidad para 20 plazas, amplía en estas fechas su ocupación con cuatro plazas extra para situaciones de emergencia por las bajas temperaturas. El CAPSH ofrece alojamiento nocturno, cena, desayuno, higiene además de talleres ocupacionales durante la mañana. En este espacio se desarrolla un trabajo más profundo de atención social, seguimiento y acompañamiento personalizado para iniciar procesos de cambio y lograr la reinserción de las personas sin hogar. Así, se les asesora y se les facilita los trámites para el acceso a prestaciones económicas a las que puedan tener derecho y en función de las capacidades, necesidades y contexto de cada persona, en paralelo, se les apoya a otros niveles como, por ejemplo, sanitario, de vivienda, de formación, empleo, desarrollo personal o ámbito jurídico.
Durante el pasado año 2023, la Unidad de Emergencia Social -financiada por el Ayuntamiento de Salamanca- y el Centro de Atención a Personas Sin Hogar -con financiación del Ayuntamiento de Salamanca y la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León con cargo a la asignación tributaria del 0,7% del IRPF- han atendido a 487 personas distintas en total, un 10% de ellas mujeres y un 90% hombres. Asimismo, Cruz Roja colabora con otras ONG y administraciones públicas de todos los niveles pertenecientes a la red de atención a personas sin hogar.
La participación del voluntariado es fundamental en este proyecto que cuenta con 65 personas que en diferentes turnos dedican su tiempo a atender, apoyar y escuchar a las personas sin hogar tanto en las rutas nocturnas por la ciudad como en el CAPSH ubicado en la sede, durante todo el año. Las personas atendidas en la calle reconocen que “el simple hecho de una conversación, dirigirse a ellas por su nombre y mirarlos a los ojos es muy significativo” ya que, a menudo, se sienten “invisibles y transparentes” para la sociedad.
“No es solo darles alimentos y mantas, es ponerse en la piel de estas personas que duermen en la calle, una realidad que desde la sociedad muchas veces no queremos ver. Es tratarles de igual a igual, con humanidad, cariño y respeto. Es escucharles, darles ánimos y ofrecer la ayuda de Cruz Roja para que puedan salir adelante”, explica Celia García de la Torre, voluntaria desde hace tres años en la UES y el CAPSH, que cada sábado por la noche deja a su familia en casa para salir a atender a las personas sin hogar en el recorrido nocturno por la ciudad. “Nos agradecen mucho que vayamos, y es muy satisfactorio ver cómo hay personas que salen adelante, hacen algún curso y logran un trabajo”, destaca Laura García, voluntaria también en la UES desde hace dos años.