«25 millones de personas, más de la mitad de la población de Sudán, necesitan ayuda humanitaria y protección. Es la cifra más alta que hemos visto nunca en el país», ha llegado a declarar Ramesh Rajasingham, jefe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU y director de la División de Coordinación.
Jesús Piñuela
Activista por los Derechos Humanos
Durante los últimos dos años, las noticias sobre el conflicto en Ucrania, y más recientemente sobre Gaza, nos llegan a través de los medios de comunicación a diario. Es por una parte lógico si pensamos que se trata de un país que se ubica en las puertas de Europa. Pero para tener una visión global del mundo también deberíamos conocer con detalle lo que ocurre en otras partes del planeta. De conflictos como el de Yermen, República del Congo y otros apenas tenemos noticias. En este artículo nos ocuparemos de uno de ellos, que apenas ha tenido una ligera repercusión en la prensa.
Sudán está situado al noreste de África y comparte frontera con Egipto al norte, con el mar Rojo al noreste, con Eritrea y Etiopía al este, con Sudán del Sur al sur, entre otros. Debido a un proceso de arabización, la mayoría de la población profesa el islam. El río Nilo cruza su territorio de sur a norte. El país tiene una larga historia milenaria que se remonta a la Edad Antigua: en el territorio norte del actual estado de Sudán desde hace unos 4.000 años varias civilizaciones florecieron principalmente sobre el río Nilo. Estos reinos quedarían bajo la influencia del Antiguo Egipto.
En la actualidad, los datos económicos no reflejan la verdadera situación del país, dado que, gracias a los recursos de petróleo y en parte al oro, computan niveles altos de PIB que quedan en manos de muy pocas empresas, todas ellas extranjeras. Otros recursos de los que dispone son tungsteno, zinc y gas. Es uno de los países que más rápido ha incrementado su economía. según el New York Times. Sin embargo, el 80% de la población trabaja en el sector agrícola y casi el 50% de la misma vive por debajo del umbral de pobreza.
Tras la amenaza de expulsión del FMI por el impago de la deuda externa, y con los gravísimos problemas que añadía la sequía, en 2018 el régimen de Omar al-Bashir puso en marcha un plan de austeridad, transfiriendo algunos sectores de importaciones al sector privado. Como resultado, el precio del pan se duplicó y el precio de la gasolina aumentó en un 30%, y por su parte la inflación llegó al 40%. Ante esta situación, a finales de dicho año se inició una protesta popular por la fuerte subida de los precios de productos básicos. Los intentos de represión por parte de las fuerzas policiales chocaron con el ejército, quien apoyaba a los manifestantes. El 11 de abril de 2019 el ministro de Defensa y jefe del ejército, Ahmed Awad Ibn Auf, encabezó un golpe de Estado provocando la caída del régimen de Omar el-Bashir. Auf anunció la creación de un gobierno de transición de dos años hasta la celebración de unas próximas elecciones.
Durante el año continuaron las protestas contra la toma del poder por los militares. Según la ONU, desde octubre de 2021 hasta agosto de 2022, 117 personas, incluidos 20 menores y una mujer, perdieron la vida de manera violenta durante las manifestaciones que tuvieron lugar. Se estimaba que 7.700 manifestantes, entre ellos miles de niños y niñas, habían resultado heridos de gravedad.
El 30 de junio se celebraron manifestaciones multitudinarias en todo el país para protestar contra la toma del poder por los militares en 2021. El pasado 5 de diciembre militares y civiles firmaron el conocido como 'acuerdo marco' en el que se definían los pasos para establecer un gobierno civil que sustituyera la fuerza militar instalada en el poder. El 15 de abril del presente año estallaron combates en Jartum, la capital de Sudán, entre las fuerzas armadas nacionales (las Fuerzas Armadas de Sudán, SAF) y fuerzas paramilitares (las Fuerzas de Apoyo Rápido, RSF). Desde entonces, el conflicto se ha extendido por todo el país tras semanas de creciente tensión entre las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Paramilitares en el transcurso de las negociaciones sobre un nuevo gobierno de transición y las reformas de las fuerzas de seguridad.
Desde el inicio del conflicto en abril ha habido 1.400.000 desplazados. Por ello, la ONU ha vuelto a llamar la atención sobre la necesidad de auxilio a Sudán, para la que, según el Plan de Respuesta Humanitaria para el país africano, se requerirán más de 3.000 millones de dólares (2.765 millones de euros). La cifra se convierte en la más alta que se ha pedido hasta el momento para conceder ayuda humanitaria a Sudán. «25 millones de personas, más de la mitad de la población de Sudán, necesitan ayuda humanitaria y protección. Es la cifra más alta que hemos visto nunca en el país», ha llegado a declarar Ramesh Rajasingham, jefe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU y director de la División de Coordinación.