Perdóneme la grosería, pero creo que a estas alturas de la guerra en Ucrania y la masacre del gobierno israelí con la población palestina, todos los ciudadanos y en todas las ciudades del mundo, deberíamos estar gritado esto a Putin y Netanyahu. Principalmente los dirigentes de China, India, Irán o Sudáfrica que apoyan al Presidente ruso y el gobierno de los Estados Unidos, único apoyo con el que cuenta el ultraconservador Primer Ministro israelí.
Si la invasión de Ucrania por parte del ejército soviético no tiene justificación alguna, la incalificable represalia contra la población civil palestina tampoco la tiene. Sí, se inició con un sangriento atentado del grupo terrorista Hamas condenable desde todo punto de vista y condenado unánimemente, pero el castigo a que se está sometiendo a la población civil, además de desproporcionado resulta inhumano. No es una ‘guarra justa’ ese es un término teológico y político que desarrollado principalmente por pensadores y juristas católicos, inspirada en el Dios del Antiguo Testamento, un dios cruel, vengativo e inmisericorde. El filósofo francés Jean Paul Sartre acertaba al decir: Cuando los poderosos hacen la guerra, son los pobres los que mueren. En este caso ni siquiera hablamos de guerras sino de venganza, como el propio Primer Ministro israelí reconoció vanagloriándose además de ello.
Una sola palabra del Presidente de los Estados Unido, Joe Baiden, podría fin a las matanzas en Gaza y Cisjordania, del mismo modo que una sola del Presidente chino Xi Jinping acabaría con la guerra en Ucrania. Si no lo hacen están siendo cómplices de crímenes de lesa humanidad de los que alguien debería acusarles ante la Corte Internacional de Justicia. No valen excusas de alta política, relaciones internacionales que se sustentan en palabras vacías, porque sólo se trata de mantenerse en el poder, simple y llanamente, aunque esto suponga mirar hacia otro lado.
Mientras el ejército israelí intensifica los bombardeos y ataques en Gaza, Estados Unidos les sigue vendiendo armas a Netanyahu y Joe Baiden se limita a recomendarle, este mismo jueves, “tener más cuidado” con los civiles en Gaza - ¡y no se le cae la cara de verguenza!- cuando ya son 19.000 los muertos palestinos en poco más de 2 meses.
En Irlanda, en España y en otros muchos países, se ha sufrido mucho dolor a causa de acciones terroristas que han provocado muchas víctimas, pero ni el gobierno británico ni el español bombardearon a la población civil, ni los francotiradores asesinaron a la gente que esperaba en la puerta de los hospitales, ni se obligó a toda la gente a abandonar sus hogares, ni se les privó de alimento, agua y medicamentos. Todo esto es indigno y despreciable.
Contra Putin sí ha tomado medidas la Comunidad Internacional, liderada por los Estados Unidos que continúa su obsesiva lucha contra el comunismo, aunque hay que reconocer que de poco hayan servido, pero ¿y con Netanyahu? Nada de nada. Palabras, palabras y palabras; palabras suaves para no ofender demasiado.
En un artículo de Opinión publicado este último miércoles por la CNN podíamos leer: Mientras navego por el campo minado de la autocensura y la opresión externa, me planteo la valentía de los palestinos denunciando la violencia y suplicando por una paz justa. En un mundo que ignora nuestros gritos, me pregunto si mis palabras pueden abrirse paso, sabiendo bien que, si no lo hacen, es probable que sea porque soy palestino[1].
Tal vez podríamos iniciar un movimiento en redes sociales a nivel mundial con el hashtag “Yo también soy palestino”» o “Yo también soy ucraniano”. Incluso, como hemos hecho en otras ocasiones solidarizándonos con las mujeres muertas por violencia machista, el asesinato de homosexuales o las víctimas del terrorismo; deberíamos identificarnos con quien escribe esto y salir a las calles con carteles en los que estuviera escrita con letras bien grandes esa frase ¡Yo también soy palestino!
[1] https://cnnespanol.cnn.com/2023/10/13/opinion-mientras-la-oscuridad-se-posa-sobre-gaza-anhelo-que-el-mundo-tambien-nos-vea/