La Escuela Taurina de la Diputación de Salamanca formará este curso a un total de 60 alumnos que sueñan con ser figuras del toreo
Miles de sueños aún por cumplir. Ilusiones altas y todos ante el reto de empaparse de la cultura del mundo taurino. El sueño de verse anunciados en las grandes ferias, y más allá, el sueño de llegar a ser figuras del toreo. Así arrancó hace unos días el curso en la Escuela de la Taurina de la Diputación de Salamanca para decenas de alumnos. Los lunes, miércoles y viernes por la tarde vuelan capotes en el Recinto Ferial, y una de esas tardes recibieron a SALAMANCA AL DÍA.
Se trata de una de las mejores escuelas taurinas de España y una apuesta firme por la Tauromaquia sin matices. Según explica Jesús María Ortiz, diputado responsable de la Escuela de Tauromaquia, este año se han completado las sesenta plazas y hay lista de espera. Como novedades de cara este curso 2023/2024, asegura que “se van a subir las cuantías con las diferentes ganaderías para poder tentar sus animales, se van a subir las cuantías con los diferentes ayuntamientos que acojan esas novilladas para que desde La Salina se asuma más del 80% de los gastos que supone la organización de este tipo de festejos y así fomentar las novilladas y clases prácticas en la provincia y que se mantenga el arraigo a la tauromaquia en nuestros pueblos”.
José Ignacio Sánchez, director del colectivo, asegura que aquí “la primera condición que se debe cumplir es el respeto entre los compañeros”. “Este es un mundo en el cual son muchos los valores que se ponen encima de la mesa: educación, respeto, compañerismo, esfuerzo, sacrificio, capacidad, amor propio, superación con uno mismo para ir afrontando los diferentes obstáculos que surgen en el aprendizaje, la lealtad, la honradez, el sentido de la obligación, la humildad… son cosas que te van marcando en el desarrollo del oficio y en la vida, y creo que esos son valores eternos en ser humano, vayan a dedicarse después a lo que sea”, añade. Bajo esa premisa, la Escuela Taurina sigue imparable desde que abrió sus puertas en 1985. Para este año, cuentan con alumnos de México, Zaragoza, Zamora, Madrid… aunque siempre dando prioridad a los salmantinos. Desde la Diputación, el principal objetivo con el que trabajar con todos ellos es “hacer profesionales y toreros de Salamanca para todo el mundo” porque “no todos vienen con el objetivo de llegar a ser figuras del toreo, son muchos los niños que quieren simplemente aprender a torear”.
“El objetivo es sacar profesionales que se puedan desarrollar. No todos están llamados a esto, muchos quieren serlo, pero hay que tener unas cualidades propias. No todos valemos para cantar, por ejemplo, aunque queramos. Esa es una realidad. El talento es algo innato, se tiene o no, pero hay muchos que sí tienen muchas condiciones y aprendiendo los conocimientos y trabajándose ellos a sí mismo desarrollando su profesionalidad y su forma de interpretar y su forma de manifestar el toreo llegan. Hay algunos que tienen algo distinto, algo especial. Para ser algo importante en esta profesión hay que tener mucho amor propio, condiciones y mucho trabajo diario para conseguir ser figuras del toreo”, indica José Ignacio Sánchez a este medio. La Escuela Taurina cubre la primera fase de la carrera de un novillero, desde que empiezan por ese recinto hasta que llega su esperado debut con picadores, el recorrido es muy amplio. “Es muy limitado el número de novilladas con picadores y ese segundo ciclo ya depende de ellos, nosotros no llegamos. Ahora con los circuitos que se están celebrando en las distintas comunidades como Castilla y León, Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha junto con la Fundación Toro de Lidia y las diferentes instituciones regionales están cubriendo ese segundo ciclo y es algo que nosotros veníamos demandando, porque cuando dejan la Escuela empieza lo verdaderamente difícil”, explica el director.
Por su parte, José Ramón Martín, profesor de la Escuela, conoce bien la realidad de esta profesión, y su experiencia y su bagaje es lo que ahora trasmite a sus alumnos. “La enseñanza es algo muy gratificante, yo he visto ya durante muchos años cómo llegan aquí niños que jamás han cogido una muleta, otros sin embargo que tienen antecedentes familiares del sector y han crecido en su casa con el toreo en la cabeza. Cada niño que viene aquí es un mundo, pero todos tienen algo en común, y eso es la inquietud, las ganas de aprender. Es verdad que la forma de enseñar ha cambiado mucho, así como los alumnos en general, han cambiado. Combinamos las clases teóricas con las prácticas, utilizamos muchos recursos audiovisuales porque ahora hay muchísimas posibilidades que antes no teníamos, pero la esencia de esos valores de la tauromaquia siempre queda, sea cual sea su edad, desde que entran por aquí por primera vez hasta que se despiden tras su debut”, añade.
Lo más gratificante de este oficio para Javier Martín, también profesor de la Escuela, es “lo que mueve en la vida sea el factor que sea, y esa es la ilusión”. Destaca de cara a este curso la heterogeneidad de los alumnos, pues hay una nueva hornada de alumnos muy jóvenes que van desde los 8 años hasta los que tienen ya 20 y están viviendo con la Escuela su última etapa. “Teniendo en cuenta estos factores, es muy importante que nosotros como profesores nos adaptemos a ellos. Para mí es fundamental empatizar con cada uno de ellos, creo que es la mejor forma de que luego calen los mensajes que les queremos trasmitir. No es lo mismo hablar de conceptos técnicos a un niño de 9 años que a un casi adulto ya de 18 años, y ahí es donde se define nuestra forma de enseñar”, explica.
Compaginan sus horarios de tarde en el Recinto Ferial con horario de oficina todas las mañanas para preparar esas clases, gestionar recursos, avanzar con los trámites de cara a la temporada… tal y como él mismo explica: “Dedicamos muchas horas a este oficio, pero compensa cuando te trasmiten esa ilusión. Aquí lo que ves es una alta cantidad de sueños, un sueño por cada chaval que viene, y ese sueño es lo que ellos te trasmiten y te emocionan, te ilusionan a la hora de levantarte todos los días, a la hora de profundizar en su concepto… hace que este trabajo sea bonito, aunque luego sea de mucha entrega, pero merece la pena. Nosotros somos conscientes. Esta profesión es muy dura, es una lucha, no todos vamos a conseguir los sueños, pero va a merecer la pena de cualquier manera, llegues a lo más alto o no porque el paso por la Escuela que cualquiera que lo hemos vivido no lo hemos olvidado, nos ha marcado a todos el devenir del futuro de nuestra vida. Verlos hechos hombres, verlos hechos personas y que tú hayas colaborado con un granito de arena a que se acuerden, aunque sea mínimamente, de un consejo que yo le di es la mayor satisfacción como profesor, y si encima lo ves como torero, eso te reconforta”, concluye.
Durante toda la tarde no dejan de volar los capotes y las muletas. Los alumnos torean coordinados y practican las diferentes suertes. Salen también fuera a realizar ejercicio físico, y siguen con los trastos. Los más pequeños se “crecen” ante las cámaras. Uno de ellos, Víctor Pérez, explica que “desde niño esto lo he llevado en la sangre”. Su padre fue presidente de la Peña Taurina de Miranda de Castañar, iba con él a elegir los toros para las fiestas del municipio y su familia siempre ha sido muy taurina, “por lo que en casa siempre ha habido trastos”. “Mi sueño es ser una figura del toreo y abrir por la Puerta Grande de Las Ventas, y por eso entreno duro, mis referentes son Tomás Rufo, Talavante y El Viti, y ojalá algún día logre algo de lo que ellos han conseguido”, explica.
Una de las alumnas más jóvenes es Rocío Rodríguez, a quien se le iluminan los ojos cuando habla de lo que siente en la Escuela Taurina: "Desde pequeña me gustan los toros. Pienso que esta afición no se debería perder nunca porque es una cosa única, ya que es un mundo donde el camino es muy duro". Valentía, empeño y paciencia son las claves del éxito para esta alumna de la Escuela, que tiene en Morante de la Puebla y en el malogrado Fandiño sus principales referentes.
Entre los alumnos más destacados, por su parte, está Julio Norte. Es ahora mismo un nombre propio de la Escuela por el alto número de novilladas que ha toreado en esta temporada pasada y por los triunfos cosechados. Entre estos logros, se alzó con el bolsín ‘Rosquilla de Oro’ de Ledesma, se proclamó ganador del I Desafío de Logrosán en Cáceres y logró abrir la Puerta Grande de La Glorieta el pasado ocho de septiembre cortando dos orejas a un buen novillo de Espioja. Mucho camino por recorrer, pero con paso firme. “Mi padre fue matador de toros, mi hermano y yo lo hemos vivido desde niños. Él también está en la Escuela. Un día de los que nos llevó al campo, me puse por primera vez delante de una becerra y supe que este era mi sueño, y ya quise venir a la Escuela. Aquí he evolucionado mucho, y ya veo próximo el debut con picadores, no lo veo lejano, pero todo tiene que ser despacio, con pasos seguros. He evolucionado mucho como torero y como persona, y estoy muy responsabilizado. Esto implica mucho sacrificio y vengo aquí cada día para intentar ser mejor, para buscar un puesto en el escalafón de profesionales que sé que es muy difícil, aunque creo que con entrega de verdad al toreo lo puedo conseguir”, explica.
En esa misma línea se expresa el novillero Jesús Iglesias: "Mi abuelo me empezó a llevar a las corridas de toros y le fui cogiendo el gustillo hasta que decidí apuntarme a la escuela". "El día a día es muy duro porque hay que sacrificarse mucho para llegar a ser figura del toreo, que es lo que yo quiero ser", manifiesta el joven, quien elogia a sus profesores: "Nos enseñan la dificultad de esto, pero a la vez nos dan las herramientas y nos facilitan las cosas para poder llegar a ello".
También se encuentra entre los más destacados Salvador Herrero, novillero de dinastía torera. "La afición me viene desde pequeño porque en mi familia se ha vivido desde siempre este mundo". "He aprendido mucho como torero y como persona en la escuela", explica Herrero, quien afronta su última etapa antes del debut con caballos: "Lo afronto con responsabilidad y a la vez muy contento por poder dar ese paso próximamente".
Otro de los más veteranos de la Escuela es ‘El Mene’, que tiene ya como objetivo en su cabeza en debut con picadores esta temporada que viene y que ya tiene como apoderado al matador de toros salmantino Andrés Sánchez. Esta pasada temporada ha toreado un total de 32 novilladas. Es aragonés de nacimiento, pero al que le une un vínculo muy estrecho con Salamanca. “En esta Escuela me he encontrado una educación exquisita como torero y me exigen mucho que es de agradecer; ahora estoy ante la última etapa y me motiva mucho pensar en ese debut que está a la vuelta de la esquina, estoy preparado y con mucha ilusión”, concluye. Sus testimonios son solo algunos más entre las sesenta almas que persiguen un objetivo, que ilusionan la fe en la que creen en este pabellón que es un punto de encuentro, una escuela de vida, y no deja de crecer. Los sueños hay que trabajarlos, y el futuro está por escribir.
El torero Emilio de Justo visitó este pasado lunes la Escuela Taurina de la Diputación de Salamanca. El diestro de Torrejoncillo compartió una agradable tarde con los más de sesenta alumnos, que se mostraron muy atentos a las explicaciones del extremeño. Los más pequeños preguntaron sus inquietudes a uno de los toreros más importantes del escalafón. Esta actividad complementaria es una de tantas que se llevan a cabo en las paredes del Recinto Ferial.