Qué dos palabras más bonitas forman este binomio conocido como “Derechos Humanos” y qué potencial para la convivencia encierran en sí mismas. Vivimos en una sociedad ordenada y regida por el derecho, como sinónimo de justicia, de ser razonable, legítimo, equitativo. Y, en cuanto a mecanismo de relaciones, conocemos al derecho como un conjunto de principios y normas que expresan la idea de justicia, orden y libertad del ser humano para hacer, legítimamente, aquello que le facilite el camino y que le conduce hacia los fines de su vida por medio de la realización personal.
En cuanto a lo humano, para mí es la mayor facultad que tiene el ser racional, hombre o mujer, para ser persona, sujeto o individuo, como ciudadano comprensivo, sensible y solidario ante las realidades o penalidades ajenas, inherentes a los derechos fundamentales que permitan vivir con dignidad y que suelen estar contemplados en las constituciones contemporáneas con el máximo carácter jurídico y de sancionamiento.
Los Derechos Humanos comenzaron a positivarse en leyes como consecuencia de las grandes revoluciones liberales burguesas de los siglos XVII y XVIII: la Revolución inglesa, la Revolución americana y la Revolución francesa. En esta última se promovió, por parte de la Asamblea Nacional en su sesión del 26 de agosto de 1789, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrada en París, aprobó la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” (DUDH) Desde entonces, cada 10 de diciembre se celebra el Día de los Derechos Humanos y, en este 2023, se conmemora, también, el 75 aniversario de aquellos compromisos mundiales (DUDH) revolucionarios para la época, por cuanto establecían los derechos fundamentales del ser humano como derecho internacional, los cuales deben protegerse en todo el mundo, por todas las naciones y por todos los dirigentes.
El histórico documento de la Declaración Universal (DUDH) consagra los derechos inalienables que como ser humano tiene toda persona, independientemente de su raza, color, sexo, origen, lugar de nacimiento, religión, idioma, opinión pública, militancia, posición social o económica, de cualquier otra índole o condición. “El poder de la Declaración Universal es el poder de las ideas para cambiar el mundo. Nos inspira para continuar trabajando y así garantizar que todas las personas puedan lograr la libertad, la igualdad y la dignidad." (Naciones Unidas).
Por lo visto hasta aquí, hay sustento suficiente para que el ser humano se mantenga firme ante el incremento de la intolerancia, la inseguridad, la justicia y los derechos fundamentales para todos. Se dice que el documento de la Declaración Universal es, junto con la Biblia, el más traducido en el mundo, disponible en más de 500 lenguas. Pero ¿se conocen los Derechos Humanos?, ¿se cumple el mandato de Naciones Unidas?
En las décadas transcurridas desde que se adoptara, la Declaración Universal ha conseguido un mayor reconocimiento y asunción de los Derechos Humanos. Mas, como ocurre con una gran parte de las promesas, la dignidad e igualdad de derechos para todas las personas que contempla la Declaración no han dejado de ser vulneradas y hasta atacadas por quienes la firmaron y se comprometieron, en su día, a cumplirla. Los desafíos de la nueva sociedad, las consecuencias del cambio climático, las pandemias, el incremento de las desigualdades, el racismo, las quiebras financieras y los conflictos armados, son amenazas constantes para los Derechos Humanos.
La Declaración (DUDH) proclamada como un ideal común para todos los pueblos y naciones, consta de un preámbulo plagado de considerandos y 30 artículos, que van desde el derecho a la educación hasta la igualdad en el trabajo, pasando por toda una serie de derechos de la Humanidad indivisibles e inalienables, que han inspirado y allanado el camino para la adopción de más de setenta tratados de Derechos Humanos, que se aplican hoy en día de manera permanente a nivel mundial y regional. Es una realidad global para las leyes y políticas mundiales, internacionales, nacionales, locales y de organizaciones de todo tipo.
En nuestros días, es un pilar esencial de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible en la que se contempla, explícitamente, que esta está basada en la Declaración Universal y que dicha agenda debe aplicarse de tal forma que se hagan realidad los Derechos Humanos.
Cuando se abandonan los valores humanos nos deshumanizamos y todos corremos un riesgo mayor en la pérdida de libertades y de seguridad. Las mayores crisis tienen su origen y también su solución en los Derechos Humanos. Todos deberíamos ser conscientes y especialmente los dirigentes, que las violaciones de los Derechos Humanos tienen repercusiones más allá de las fronteras y de las generaciones presentes. La realidad es que se dan demasiadas violaciones de los Derechos Humanos en las guerras, en las cárceles, con los refugiados y migrantes, en la explotación laboral y especialmente lamentable con los niños.
Hablando de guerras y fronteras, hay que decir que todas las guerras son injustas, aunque unas lo sean más injustas que otras. Ninguna de ellas justifica la violación de los Derechos Humanos. El Artículo 3 de la Declaración dice que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.” Y el último de ellos, el Artículo 30, cierra el documento diciendo que “Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.”
Llegados aquí ¿a alguien le queda alguna duda de si se están respetando los Derechos Humanos en Oriente Próximo? El lema del 75 aniversario de la DUDH es muy claro: Dignidad, libertad y justicia para todas las personas. Todos tenemos que defender nuestros derechos, dentro del absoluto respeto a los Derechos Humanos de los demás.
Escuchemos a Mercedes Sosa en Sólo Le Pido a Dios:
https://www.youtube.com/watch?v=Gvyl_zdji2k
Aguadero@acta.es
© Francisco Aguadero Fernández, 8 de diciembre de 2023