OPINIóN
Actualizado 07/12/2023 07:57:56
Ángel González Quesada

“Semprún nunca llegó a recibir en España el reconocimiento que hubiera sido exigible en términos políticos y literarios. Si el origen dolorido y las metas transformadoras de una pasión política forjada en la lucha contra el fascismo internacional y contra el franquismo le hicieron un extraño en un planeta de técnicos secularizados en ingeniería social, la extraterritorialidad de su condición ciudadana –a caballo entre España y Francia- tampoco permite su encaje en el estereotipo admirado exigido por los aduladores de la caspa carpetovetónica”. JAVIER PRADERA, ‘Obituario de Jorge Semprún’, junio de 2011.

El 10 de diciembre de 2023 se cumplen cien años del nacimiento de Jorge Semprún, una de las personalidades españolas más fascinantes de la historia reciente, y un nombre que concita, abarca y expresa en su propia vida algunos de los grandes eventos políticos y sociales del siglo XX, cuya peripecia vital escribe y describe la apasionante aventura política y cultural europea, y que debería ser referente y ejemplo para cualquier inteligencia racional y atenta y, sobre todo, para superar el páramo de mediocridad política en que Europa, y particularmente España, vienen hundiéndose desde hace décadas.

Jorge Semprún, en sus últimos años, según propia decisión “solo escritor”, ha sido un incansable navegante por la historia europea y sus inmensas contradicciones, desde el quizá no tan lejano julio de 1936 de su primer exilio, todavía en la niñez, hasta el último viaje de su cuerpo cansado e intacta su esperanzada decepción, que termina en junio de 2011 en la tumba que, en el pequeño pueblo francés de Garentreville, acoge su féretro cubierto por la bandera de la República Española.

Aunque Jorge Semprún conservó durante toda su vida, y nunca negó, su nacionalidad española, a pesar de sus muchas oportunidades de cambiarla u ocultarla, lo que le acarreó en no pocas ocasiones graves problemas, la escasez mezquina de la cultura oficial española ha negado a Jorge Semprún, y todavía, el reconocimiento y homenaje cabal que su figura y su obra merecen. En países de todo el mundo, sin embargo, ha logrado la consideración oficial y los honores institucionales y académicos que el mérito de su vida, de toda su vida, incluyendo una obra literaria y ensayística de primer orden, acreditan.

Luchador con la Resistencia contra el nazismo en Francia, torturado y prisionero en el campo de concentración de Buchenwald por su indesmayable compromiso con la libertad, miembro destacado y de actividad directa de lucha clandestina del Partido Comunista de España durante los más duros años de la dictadura franquista, escritor de gran calidad reconocido y premiado con importantes galardones internacionales, competente político, brillante guionista de cine, dramaturgo, reconocido conferenciante y ensayista, ministro de Cultura en la España democrática, europeísta convencido y demócrata ejemplar, Jorge Semprún, cuya obra concita en universidades, foros y ámbitos culturales de todo el mundo una atención permanente y un creciente interés, será recordado en este país únicamente por la efeméride del centenario de su nacimiento y, como viene siendo habitual en la estrechez oficial de la cultura española, sepultado después de nuevo en la indiferencia institucional.

Obras suyas como El largo viaje, Autobiografía de Federico Sánchez, Veinte años y un día, La escritura o la vida, Netchaiev ha vuelto, El hombre europeo o Adiós, luz de veranos (entre otras muchas), se alzan como faros que iluminan, a veces con una belleza literaria arrasadora y siempre con una sinceridad autobiográfica desarmante, la historia, el pensamiento y la evolución de un hombre imbricado en la historia de un tiempo cambiante, creativo, bárbaro y esperanzador, doloroso y brutal, cálido y tierno… Un tiempo que Jorge Semprún vivió con una pasión que siempre quiso compartir, y que hoy, y después de hoy, seguirá faltándonos a quienes seguiremos echándole de menos mientras nos cuenta de nuevo su primer exilio, su primer desgarro:

“…apartarse de ellos, dejarles detrás de esta barricada inútil, frente a los tanques de Gambara, era romper los lazos más esenciales, comprometerse en el camino del exilio, hubiéramos querido crecer unos años de repente para seguir con ellos, y nos prometimos, de manera confusa, en nuestra terrible desesperación infantil, colmar algún día este retraso, recuperar como fuera este tiempo perdido…”. JORGE SEMPRÚN, El largo viaje, 1963.

Etiquetas

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Algunas muertes: Jorge Semprún