OPINIóN
Actualizado 07/12/2023 20:48:56
Félix López

Ya hemos planteado varios temas centrales:

(a) El apego en el primer años de vida, sobre el que tendremos que volver, porque se forma a lo largo de toda la infancia, adolescencia incluida.

(b) La adquisición de la identidad personal (yo, tú, él, etc.) y sexual (hombre-mujer) desde el segundo año hasta los 5-7, tema sobre el que volveremos también en la adolescencia.

(c) Hoy profundizamos en el que llamamos primer conflicto entre las ganas de explorar y moverse con libertad del peque y necesidad de control- autoridad de los cuidadores.

La manifestación más evidente de este conflicto son las rabietas. Es el inicio de la disciplina, un problema del pasado, por el autoritarismo de los cuidadores; y del presente, por la permisividad de padres y educadores.

LAS RABIETAS son reacciones exageradas en sus manifestaciones (lloros, pataleos y manotazos, gritos, etc.) y en su duración (muy variable, pueden llegar a la extenuación de la cría y/o quien la cuida).

A los adultos les parecen irracionales, pero no lo son por varias razones:

-La primera, porque el niño o niña ha aprendido que si persiste es más probable que se salga con la suya.

-La segunda, porque puede no entender por qué no le dejan hacer lo que quiere.

-La tercera, porque realmente está muy enfadado y puede no ser capaz de controlarse.

-La cuarta, porque quien prohíbe se merece el castigo de la protesta, sobre todo si no explica las razones o el menor no puede entenderlas.

-La quinta, en estos años los cuidadores se ven obligados a decir no muchas veces y el pequeño puede estar irritado o harto de tanto no.

¿Y que suelen hacer los cuidadores? Reacciones muy diversas, pero con bastante frecuencia cometen una cadena de errores: no pensar que la cría puede tener razón, darle importancia a lo que no la tiene, reaccionar mal a lo que la cría demanda, ceder después de un tiempo muy variable o no ceder.

Como unas veces ceden los cuidadores enseguida y otras de manera aleatoria, resulta que fomentan las rabietas ¿Por qué? Porque aprende: “(a) si mantengo más tiempo la rabieta, (b) protesto con más intensidad, (c) soy más teatral, (d) elijo bien la situación (mis padres están cenando con amigos, están en la caja del supemercado, etc., es más probable que cedan y me salga con la mía”.

Es decir, esta incoherencia de los cuidadores y el premio para el menor de salirse con la suya provocan, en termino técnicos, un aprendizaje basado en un refuerzo de razón variable (“no sé si van a ceder, pero sé que engo más posibilidades si mantengo la rabieta”).

¿Qué deben hace los padres o cuidadores?

1.- Escuchar las peticiones de los pequeños, cuando las hacen bien.

2.- Valorar si deben o no atender esa demanda lo más pronto posible.

Si rechazan la petición:

3.- Escuchar de nuevo posibles razones o quejas de los pequeños y dialogar sobre ellas si es posible, intentando explicar las razones del “no” o las razones del sí.

4.- Decidir lo más pronto posible el sí o el no de manera rápida y definitiva usando su autoridad educativa.

¿Qué aprenden los niños y niñas?

-Puedo pedir o hacer cosas con libertad.

-Mis padres escuchan cuando pido algo.

-Mis padres si me dicen no me dicen el por qué.

-Yo puedo insistir y si les convenzo con buenas razones aceptan mis peticiones. Son capaces de cambiar de opinión.

-Si me dicen de nuevo que no, no ceden a pesar de mi rabieta.

Este proceso debe ser muy rápido, los padres y cuidadores lo pueden aprender porque es muy sencillo y las rabietas no llegan a formarse o se extinguen pronto.

Hay que ser coherentes, constantes, dialogantes y, finalmente, no renunciar a la autoridad educativa.

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