LAS ARRIBES
Actualizado 06/12/2023 09:22:17
Ester Corredera

Acaba de cumplir sus Bodas de Plata sacerdotales, 25 años trabajando en la diócesis de Ciudad Rodrigo, primero en La Ribera, después en El Rebollar y desde hace dos meses en El Abadengo

Antonio Risueño, sacerdote, profesor, escritor, experto taurino, analiza su nombramiento como párroco in solidum en El Abadengo y se presenta a los vecinos con la máxima de "escuchar, escuchar y escuchar, hacer una escucha activa"

¿Cómo ha sido su nombramiento?

El obispo don Jose Luis (Retana Gozalo) me había nombrado Vicario Pastoral en el mes de enero y unos meses más tarde, el obispo me propuso venir aquí y yo la verdad es una propuesta que he acogido con muchísimo gusto. Tengo muy buen recuerdo de esta zona. Cuando estuve en los pueblos del arciprestazgo de La Ribera (en concreto Valderrodrigo, Vilasbuenas, El Milano, Barceo y Barceíno) se me pidió venir a dar clases aquí, al instituto de Lumbrales. Estuve durante 3 cursos y me sentí siempre cómodo, agusto, y tuve muy buena relación con los párrocos de esta zona, con Andrés, con Pepe, con Antonio García Arroyo, con Martín... y también con los anteriores, como Juan Carlos Bernardos, Carlos...

Cuando viene a Lumbrales a ser profesor hace 22 años fue una etapa muy bonita, lo tienes todo porque la vida todavía no te ha quitado nada, después la vida te va haciendo perder ciertos brillos, ciertas alegrías, ciertos entusiasmsos pero también te da sosiego, reposo, capacidad de relativizar las cosas. La verdad es que tenía buen recuerdo y cuando se me hizo la propuesta, se me dijo que hacía falta para esta zona y que si yo quería, la verdad es que acogí la propuesta con ilusión y cariño.

He estado 19 años en la zona de El Rebollar, en 17 pueblos, he estado integrado en un equipo pastoral con dos curas, tres religiosas y varios laicos con los que he vivido una magnífica experiencia. Ha sido una etapa muy bonita, larga, con muchos matices, con mucho aprendizaje, con mucho bagaje, donde he perdido los brillos de la juventud. Así mismo, en cortos espacios, he vivido experiencias misioneras en Nicaragua, dos veranos, Bolivia y Benin. Lo que me ha ayudado a darme cuenta que Dios me llama a la misión en esta tierra.

Es párroco In solidum de Lumbrales, San Felices de los Gallegos, Hinojosa de Duero, Ahigal de los Aceiteros, La Redonda y Cerralbo, y además Capellán del convento de las Madres Agustinas de San Felices, donde vive. Llegó el 8 de octubre de 2023. ¿Cómo ha sido la acogida en estos dos meses?

La acogida es buena, muy tranquila. Estoy saludando a gente que me conocía, hay gente que me conoce y se me da a conocer, está en su derecho y yo se lo agradezco, y gente que me conoce y no se me da a conocer, que también está en su derecho, y no me parece mal.

Para mí "el vivir" tiene unas connotaciones que van más allá del dormir en un sitio. El "Vivir" es estar compartiendo la vida con la gente donde estás y yo ahora la comparto en los pueblos en los que he sido nombrado y también todos los días, practicamente, estoy en el seminario (de Ciudad Rodrigo) donde soy profesor y también estoy en la vicaría de pastoral donde tengo horarios de acogida a curas y a otras personas (los martes y los jueves) y también hay muchas cosas que hacer y que trabajar.

Desconozco si tiene un proyecto, un plan de actuaciones en la zona. No se si da tiempo a hacer algo más que lo que es "sota, caballo y rey" de su profesión.

El proyecto es un momento de escucha, escuchar a las personas, escuchar, escuchar, escuchar, una escucha activa. Hay cosas que me pueden estar gustando mucho y hay cosas que me pueden ser desagradables, pero yo no puedo a la primera rebatir sino acojerlas y dejarlas que caigan ahí. Es un poco lo que el Papa propone: Escuchar. Se nos habla por muchas cosas, nos habla la despoblación, nos habla el envejecimiento, nos hablan los pequeños brotes de trabajo que puede haber (las minas...), lo que puede tener un poquito de futuro... Nos hablan muchas cosas y hay que escucharlas. Nos habla la gente mayor, también sin palabras, y también nos hablan unos curas que han estado aquí muchos años y que tienen mucho que decir y yo tengo que escucharlos mucho.

La situación real es que hay poca gente en los pueblos, muy envejecida y la poca gente joven que hay no va a misa, ¿O sí asite? Usted ha trabajado con los jovenes, como decías antes, y sigue trabajando en el seminario, ¿ha hecho el planteamiento de trabajar con los jóvenes en este nuevo destino?

R. El planteamiento a las generaciones en cierto modo desenganchadas, que son fruto de la cultura actual, tiene que ser siempre un planteamiento de mucho respeto, de oferta, de acogida, de los momentos en que se puedan acercar ofrecerles algo. No estoy aquí en plan pesca, ni caza, sino oferta, entrega, sencillez, silencio. Compartir momentos mínimos que vean que se pueden conmigo y otros curas, un momento normal y que se le pueda dar un toque saludable y gustoso.

Se iran haciendo cosas, ofreciendo cosas pero no se trata de venir con baterías revolucionarias que no nos llegan más que al evento, se trata de iniciar un proceso largo, lento lo que vaya dando la vida... y ofrecer algo que a la gente les llene la vida, les sirva, les edifique, no les decepcione, les valga para seguir viviendo en esta vida tan complicada y el trabajo es simplificarla. Se trata de vivir, de convivir, de servir, no de sorprender.

Aparte del ámbito eclesiastico, Antonio Risueño es conocido en toda la comarca de Vitigudino y en Ciudad Rodrigo por su aficción a los toros. Conocido como "El cura torero" (ríe) está muy involucrado con el mundo taurino y conoce a fondo el Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo. Actualmente es el Pater del Bolsín. ¿Cómo combina esas dos facetas de su vida?

Vamos a ver, dentro de un traje de luces hay una persona, dentro de una casulla hay una persona. Soy una persona de esta tierra, nací en Ciudad Rorigo, hijo de hortelanos humildes. Y ¿cómo se divertía esa gente? Se divertía cuando podía, pocas veces, yendo a los toros. Yo eso lo viví, lo mamé, lo vivo y sigue siendo parte de mi vida. Pero forma parte de mi vida por una parte como hobby y por otra parte también lo vivo como algo filosófico, algo espiritual algo que está dentro de mi mapa humano, de mi ADN.

Aparte, entiendo que la tauromaquia es en este momento uno de los pocos símbolos donde se encuentran vida y muerte. Ahora que la muerte está tan atenuada, tan ocultada, ahora molesta hablar de ella y es la única verdad que existe, pues la tauromaquia nos lleva por ahí. También parece que la muerte está dominada en el toro pero de vez en cuando nos sorprende.

La tauromaquia está en un mal momento por dos motivos, uno filosófico, porque la muerte se oculta, no nos interesa, y otro económico. Porque se han encontrado filones lucrativos como puede ser la mascota o la fabricación de células para animales. Por eso el asunto de un animal que se mata no interesa. Los interéses económicos sustentan el antitaurinismo.

La verdad es que la tauromaquia es un hobby que a veces se convierte en una ocupación, pero nunca un medio de vida para mí. Una ocupación, porque me lleva tiempo, sobre todo el Bolsín de Ciudad Rodrigo me ha dado mucho trabajo en algunas ocasiones, ahora no y estoy muy feliz, pero nunca ha sido un modo de vida.

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