Ubicada en plena Gran Vía salmantina, ha recibido varios nombres a lo largo de su historia
Este miércoles, 6 de diciembre, se celebra el Día de la Constitución, una de las festividades más importantes de España y que, junto a la Inmaculada, supone un puente largo poco antes de comenzar las festividades navideñas.
El origen de esta celebración se remonta a 1978, tras la muerte de Franco. Su objetivo es celebrar la Constitución Española, un documento que recoge los derechos y obligaciones de todos los ciudadanos.
Pero, ¿por qué se celebra este día? El 6 de diciembre de 1978 se convocó un referéndum con la siguiente pregunta: “¿Aprueba el Proyecto de Constitución?”, objetándose un sí en todas las provincias. Sin embargo, no fue hasta varios años después, concretamente en 1983, cuando el 6 de diciembre pasó a ser nombrado festivo nacional.
Muchas ciudades repartidas por la geografía española tienen un momento dedicado a este día, y Salamanca no es menos. Ubicada en plena Gran Vía, la Plaza de la Constitución de Salamanca tiene una historia muy curiosa y, aunque al principio no se llamaba así, en 1980 se le bautizó como se le conoce hoy en día.
Ubicada junto a la Delegación de Gobierno y la que fue la Delegación Terrorital de la Junta, primero se le conocía como plaza del Caudillo (debido a la dictadura franquista que en aquel momento estaba instaurada en España).
FUENTE FOTO: web Salamanca en el Ayer
Años después pasó a ser conocida como la Plaza de la Pirámide, ya que albergó una escultura con esta forma, creada por el escultor José Luis Alonso Coomonte (monumento que en la actualidad se encuentra en la Vaguada de la Palma).
Desde ese momento, la Plaza de la Constitución se conoce como en la actualidad.
Como curiosidad, diremos que esta plaza no fue la primera plaza de la Constitución en la ciudad, ya que la Plaza Mayor recibió este nombre en tres períodos distintos.