Michelle Calderón Rojas
Defensora de los Derechos Humanos
El comercio justo se considera como una alternativa frente a las opciones tradicionales de comercio, ya que contempla criterios adicionales en la cadena de valor de los productos. Dichos criterios plantean la necesidad de incluir condiciones asociadas a derechos laborales de los trabajadores, así como un manejo medio ambiental más responsable. Es así como condiciones tendentes a la equidad y oportunidad de personas en condiciones de desventaja o vulnerabilidad son asuntos que entran a ser importantes, adicionalmente a otros aspectos éticos, sociales y ambientales.
En la elaboración de este tipo de productos se busca acercar consumidor y productor, es decir, que no exista tanta intermediación, lo que potencia que el consumidor conozca más sobre el contexto, las condiciones y la cultura en la cual se produce el bien o producto.
De acuerdo con la Organización Mundial del Comercio, este tipo de comercio debe contar con condiciones de diálogo, transparencia y respeto, y busca generar condiciones de equidad en el comercio internacional, logrando fortalecer las condiciones para un desarrollo sostenible, con base en criterios sociales y ambientales. Como fines del comercio justo se encuentra el lograr que personas en condiciones de vulnerabilidad mejoren sus condiciones económicas, así como lograr incidir con estas dinámicas equitativas en el comercio internacional, este tipo de comercio debe ser garante del cumplimiento de los derechos humanos, de la igualdad de género, entre otras.
En España este tipo de productos cuentan con una Coordinadora de Organizaciones de Comercio justo, que incluye organizaciones que están en varios puntos de la cadena de valor, entre los que están productores, importadores, organizaciones no gubernamentales, entre otros, y lo que buscan es potenciar este tipo de consumo. Por ejemplo, algunas de las importadoras son Intermon Oxfam, Ideas, AlterNativa, y se cuenta con una red de más de 150 tiendas.
Uno de los puntos fuertes de este comercio son los sellos que legitiman la producción y comercialización de manera justa, ya que esto es una garantía para los consumidores en la medida en que a través de procesos de verificación validan la existencia de relaciones de producción y distribución justas y respetuosas. De igual forma también constituyen un incentivo para los productores en la medida en que da un prestigio y reconocimiento al trabajo con el cual se ha elaborado el producto, algunos de los más reconocidos son FairTrade International – FLO, y WFTO de la Organización Mundial de Comercio.
Es importante tener presente que el comercio justo no es sólo un tema ético, va más allá de eso, ya que a través de las relaciones económicas y de compra que implementamos reproducimos un modelo de relaciones entre los seres humanos. Por ejemplo, de acuerdo a Fairtrade España, «el 70% de los trabajadores en países en desarrollo no tienen un contrato laboral y el 80% no tienen derecho a prestaciones sociales». Según esta misma fuente, el cambio climático y los desastres ambientales afectan en mayor medida a personas que dependen más de medios naturales o agricultura para su subsistencia, esto especialmente en los países en desarrollo.
Algunos de los retos a los cuales se enfrenta este tipo de comercio es lograr ser competitivo frente a los comercios más industrializados, dado que los valores justos, en los cuales se reconocen los costes prestacionales de los trabajadores y los costes ambientales son superiores, además del hecho de ser producciones a pequeña escala. Por último, es importante resaltar que podemos actuar a favor de los derechos humanos de las personas más vulnerables siendo conscientes de lo que consumimos, reconociendo las personas que hay detrás y sus necesidades en términos de derechos laborales, por lo que desde Amnistía Internacional se extiende una invitación a comprar productos con sellos de comercio justo.