Elena Borrego, presidenta de la Asociación de Empresarias de Salamanca (AESAL), habla sobre la situación del emprendimiento de la mujer en Salamanca -que es sobre todo autoempleo- y el progreso en la incorporación al sector empresarial
El emprendimiento femenino en Salamanca crece y hay grandes avances en la incorporación de la mujer en el sector empresarial, “pero todavía nos queda camino por recorrer en la conciliación y la corresponsabilidad en la educación de los hijos y las tareas domésticas”. Así lo asegura Elena Borrego, presidenta de la Asociación de Empresarias de Salamanca (AESAL), que explica que el emprendimiento de la mujer es más de autoempleo y pequeñas autónomas.
Este domingo, 19 de noviembre, se celebra el Día Internacional de la Mujer Emprendedora con la finalidad de visibilizar a la mujer y seguir contribuyendo al empoderamiento femenino en el mundo, además de acabar con la desigualdad de género. El objetivo es reconocer el esfuerzo y el valor de las mujeres emprendedoras, de sensibilizar a la sociedad sobre los obstáculos y las dificultades que existen en el ecosistema empresarial y financiero actual y para seguir contribuyendo con el empoderamiento femenino en el mundo y acabar con las desigualdades de género aún latentes en el ámbito empresarial. Y es que el emprendimiento femenino se ha visto como una necesidad de romper con los prejuicios sociales sobre las verdaderas capacidades que tienen las mujeres para los negocios y los nuevos emprendimientos.
En Salamanca “el emprendimiento femenino crece o por lo menos se manifiesta más. Durante la pandemia, las mujeres que habían emprendido fueron las más afectadas, pero, una vez que hemos salido un poco de la pandemia, se ha crecido en emprendimiento femenino”, explica Elena Borrego. De hecho, añade, se habla de que la mujer emprende un 80 por ciento más que el hombre; pero hay una explicación. “El hombre también trabaja más por cuenta ajena; en el caso de la mujer y cada vez está más instaurado, se busca mucho más el autoempleo, son pequeñas autónomas. Hay menos emprendimiento en número de los hombres, pero las empresas de emprendimiento de hombres a lo mejor sí reportan trabajo por cuenta ajena y en el caso de la mujer es más autoempleo”.
La conciliación tiene mucho que ver en este aspecto. Así, comenta, que muchas mujeres “han dejado de trabajar, han parado y luego vuelven a arrancar cuando los niños son más independientes y ellas ya tienen una edad; el emprendimiento también llega en esa franja de edad”. Borrego no ve negativo y entiende que “una mujer decida parar su actividad laboral por cuenta ajena o propia para después volverla a retomar, porque ha sido una decisión personal; otra cosa es que te lo impongan, aunque hoy por hoy quiero creer que eso no ocurre”.
Ese autoempleo “se crea entonces; cuando los niños son más independientes, y la mujer tiene 40 años o más, a lo mejor la incorporación laboral es más difícil y entonces hacen más autoempleo. En el caso del hombre no ocurre lo mismo, porque no ha parado y no se han encontrado con ese tiempo de parón y luego hace autoempleo. Es ahí donde está la diferencia entre el hombre y la mujer”, en que emprendan más ellas.
Esto lo nota en AESAL, “donde una buena parte son mujeres autónomas, ellas solas, se dedican prácticamente a servicios; crece el autoempleo en emprendimiento, pero luego no se crece en número de trabajadores contratados”.
La incorporación de la mujer al sector empresarial ha avanzado, sin embargo, afirma Elena Borrego, “nos queda camino, porque todavía hay un recorrido entre la conciliación y la corresponsabilidad, todavía cogemos más el rol a nivel femenino, el que tengamos que estar más en las tareas domésticas; a la mujer nos cuesta terminar de desconectarnos”. Pero no solo a la mujer, también “el entorno. Muchas veces tú tienes instaurada la corresponsabilidad claramente en tu casa y a veces el entorno entorpece”.
Hay un cambio de mentalidad y “muchas mujeres que han emprendido o tienen pequeñas empresas lo tienen muy asumido, pero a veces es el pequeño entorno el que todavía queda, que tienen todavía ese rol de que el hombre trabaje y la mujer se quede en casa o esté a media jornada”.
“Quedan pasos que dar, pero hemos ganado mucho”, subraya. “La asociación lleva 23 años en marcha. Hace 25 o 30 años que una mujer se pusiera al frente de una empresa costaba y hace 60 años ni te cuento”.
En AESAL, que ha registrado un importante incremento en los últimos años, actualmente están 50 asociadas de Salamanca y provincia, principalmente del alfoz, y Elena Borrego nota una gran diferencia en el mundo rural, donde es más difícil emprender y ser empresaria. “Parte todo de la base de la educación, si venimos de una familia en la que se ha educado en igualdad, fluye todo, pero todavía quedan algunos resquicios, hablo de todos los entornos, la familia, los amigos,... y en esos casos, les cuesta”.
Respecto a las dificultades la hora de emprender, Elena Borrego afirma que es ”igual en masculino que en femenino. La dificultad de montar una empresa no conoce géneros”. Entre los problemas que actualmente se encuentran está la financiación y “la burocracia que necesitamos para hacerlo todo, porque la cosa más sencilla se complica”.
Emprender es complicado, “pero para todos”, insiste, aunque para ella “la única diferencia entre hombre y mujer es el encontrarse más representada, lo que hablamos desde AESAL, la visibilidad, que a lo mejor todavía haya quien piense que como no hay muchas mujeres en tal sector, yo no voy a emprender, como que no se ven representadas. Creo que ocurre cada vez menos”. La mujer “principalmente, tiene que creer en lo que hace; las dificultades son las mismas, no se tienen más por ser mujer”, como ocurría antes.
Además de la financiación y la burocracia, “una dificultad cada vez más patente es que alguien emprende porque conoce la actividad que va a hacer, a nivel profesional, pero alrededor de ese emprendimiento que esa persona controla, hay tantas necesidades y tanto que conocer y formarse…, en esa formación es en la que se cojea; Hacienda, Seguridad Social, etc., esa burocracia nos minimiza en la posibilidad de crecer. Hay falta de formación e información a la hora de emprender”, afirma.
En definitiva, hay igualdad a la hora de emprender, pero otra cosa es la falta de referentes y los estereotipos que perduran, así como que la mujer lo haga sobre todo en autoempleo y en el sector servicios.
La Asociación de Empresarias de Salamanca (AESAL), comentan Elena Borrego, se formó “a raíz de una acción de emprendimiento, cuando parte de los profesores que las estaba formando les recomendaron crear una asociación de empresarias. Eran unos años en los que ya se potenciaba desde las instituciones el emprendimiento femenino”. Y “al final, sin darse cuenta, lo que crean es una red”.
“Ellas se van formando, no tenían nada que ver, estaban montando sus negocios, alguna ya lo tenía montado y estaba formándose para mejorarlo, pero no tenían como sector nada que compartir, pero sí vieron que compartían otros aspectos”. Esa Red “ha ido creciendo, la visibilidad que le vamos dando hace que cada vez sea más grande”. Además “nos vamos formando mejor, es en lo que más nos estamos enriqueciendo, y las inquietudes las vamos compartiendo”. Pero, añade Elena Borrego, “no todo es trabajar y formarse, también tenemos una parte de solidaridad y todos los años realizamos una acción solidaria, además de colaboraciones concretas”.