Escribo estas líneas en un 16 de noviembre, Día Internacional del Flamenco o Día del Flamenco, simplemente. Fecha señalada para conmemorar, anualmente, el día en que la Unesco reconoció a este gran arte, en 2010, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Una fecha apropiada para reivindicar y visibilizar este arte singular, genuinamente español y universal, porque ya está extendido por todo el mundo.
¿Quién no ha oído hablar del flamenco? Todos hemos oído hablar de él alguna vez, pero, ¿quién sabe lo que significa y de dónde viene su etimología? El flamenco es un arte rodeado de muchos misterios y el primero de ellos es el definir la génesis exacta del vocablo flamenco. Hay múltiples teorías e hipótesis en las cuales aquí no vamos a entrar, aunque sí traeremos a colación alguna de las más difundidas o que puedan tener más crédito en función de su autor o de las razones que la sustenta.
Quizás la más conocida, por su divulgación, sea la tesis defendida por el reconocido como padre de la Autonomía andaluza, Blas Infante, que en su libro "Orígenes de lo flamenco", dice que la palabra "flamenco" deriva de los términos árabes "Felah-Mengus", que fusionados ambos significan "campesino errante".
Para otros, el vocablo procede del nombre de un utensilio, cuchillo o navaja, cuya cita aparece en el sainete "El Soldado Fanfarrón", escrito por González del Castillo en el siglo XVIII. Otra hipótesis que se baraja es la que sugiere que el nombre que se le da a ese género está vinculado al ave llamada “flamenco”. Otros expertos como Hipólito Rossy o Carlos Almendro, lideran la teoría de que la palabra flamenco se debe a que la música polifónica (conjunto de sonidos simultáneos, formando un todo armónico) de España en el siglo XVI se acrecentó en la relación con Flandes (hoy Países Bajos) y sus habitantes, cuyo gentilicio es flamenco. Teoría esta también defendida, por el escritor romántico George Borrow y por el lingüista Hugo Schuchard, aunque con matices, porque entonces se creía que los gitanos tenían procedencia de aquellas tierras, motivo por el que se les pudiera llamar flamencos y traspasar el nombre a su arte más genuino.
Por su parte, el escritor, antropólogo y folclorista Antonio Machado Álvarez, más conocido por el seudónimo Demófilo y padre de los hermanos Machado, dice que "los gitanos llaman gachós a los andaluces y estos a los gitanos los llaman flamencos, sin que sepamos cuál sea la causa de esta denominación". Y, el también folclorista y musicólogo Manuel García Matos afirma: "Flamenco procede del argot empleado a finales del siglo XVIII y principios del XIX para catalogar todo lo que significa ostentoso, pretencioso o fanfarrón o, como podríamos determinar de forma genéricamente andaluza, echao p'alante". Desde luego, lo de “echado para adelante” sí que va con el arte del flamenco. Cuando estás en el “tablao”, o te echas p’adelante, o no sale el salero necesario para que el arte se manifieste en su esplendor.
En cualquier caso, sin perjuicio de las valías y aproximaciones aportadas por las tesis o hipótesis citadas, así como por muchas otras que no hemos citado, es evidente que el origen y la génesis del término flamenco requiere de mucha investigación pendiente, cuyos resultados permitan llegar a la raíz de su formación y a elaborar consensos unívocos al respecto. En esa tarea, tanto el Ministerio de Cultura como la Junta de Andalucía tienen mucho por hacer.
Similar reflexión podemos plantearnos sobre ¿qué es o qué significa el flamenco? También ahí caben varias respuestas, como corresponde a una cosa tan grande y profunda como es el flamenco. Y tendríamos que acudir tanto a sus orígenes como al flamenco de hoy día, siguiendo toda su evolución, para entender mejor su idiosincrasia.
Una primera aproximación, en la que existe un cierto consenso, es que el flamenco está muy ligado a la etnia gitana. Un grupo humano que, según las últimas investigaciones al respecto, basadas en la disciplina lingüística, tuvo su punto de partida en el noroeste de la India, de donde salió una importante emigración en torno al año 1000 que se dirigió hacia Occidente, esparciéndose por Europa y en la que se forjó una identidad propia, con sus aspectos culturales. Por lo que podemos considerar que el pueblo gitano es preferentemente europeo, aceptando como su verdadera cuna la zona de los Balcanes. Por consiguiente, los gitanos llegaron a España a principios del siglo XV procedentes de Centroeuropa.
Por otro lado, hay que tener en cuenta los legados musicales asentados en el sur de España, dejados por los diferentes pueblos que la habitaron a lo largo de la historia y, especialmente, durante el medievo. Ahí estaban los modos musicales jónicos y frigio emanados del canto bizantino, las melodías y el sistema musical judío, los cantos musulmanes y las canciones mozárabes populares, de donde proceden, probablemente, las jarchas y las zambras que hoy forman las fiestas gitanas del Sacromonte en Granada, atracción turística recomendable y mejor aún si vives la fiesta.
No es de extrañar que, a la hora de buscar los orígenes del flamenco, prestigiosos conocedores del mismo como Tito Losada, mantienen la tesis de que las raíces del flamenco son árabes, judías y gitanas. Ubicadas en una España del pasado donde convivían varias culturas juntas y entre ellas las muy diferentes gitana, árabe y judía. Existen otras teorías, no menos importantes y con igual aceptación, sobre las raíces del flamenco, en las que aquí no podemos entrar por tener limitación de espacio. Pero todas ellas coincidentes en que el flamenco nace del pueblo, de su espíritu folclórico que lo proyecta como un arte ya milenario.
Y de las raíces a lo contemporáneo, sin olvidar a los grandes maestros y maestras del flamenco a lo largo de los siglos, que son muchos y que aquí no los podemos citar a todos, unos clásicos, otros renovadores. Pero no me resisto a citar nombres como Manolo Caracol, Lola Flores, Porrina de Badajoz, La niña de la Puebla, Carmen Amaya, Camarón, Paco de Lucía, Morente, Sara Baras, Antonio Gades, Poveda… y tantos otros. Ni que decir de festivales flamencos históricos como el del “Cante de las Minas”.
Reconocimiento merecido también en esa labor de mantener vivo el flamenco a entidades, escuelas e instituciones como la Casa de Cultura del Ayuntamiento de Torrelodones, con su Escuela de Danza y que en estos momentos está celebrando el 20 aniversario del Festival Flamenco de Torrelodones, por el que han pasado varios de los artistas antes citados, junto con otros muchos y en cuyo teatro grabó e interpretó por primera vez Paco de Lucía el Concierto de Aranjuez y, Morente, dio su último concierto para el gran público, a quienes he tenido el privilegio de verles y disfrutarlos.
Muchas cosas se nos quedan en el tintero y muchos palos por tocar, sobre este gran arte que es cante, baile y música, que expresa como ningún otro las emociones del ser humano, recorriendo la tristeza, la alegría, la pasión, la seducción, …
Les dejo con Miguel Poveda Real en "Triana, puente y aparte":
https://www.youtube.com/watch?v=M7WFwh2FPT8
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© Francisco Aguadero Fernández, 16 de noviembre de 2023