Olga García-Mochales e Iria Merino son dos salmantinas que disfrutan de un curso en Alemania e Italia gracias al Cuerpo Europeo de Solidaridad.
Olga García-Mochales e Iria Merino son dos salmantinas que disfrutan de un curso en Alemania e Italia gracias al Cuerpo Europeo de Solidaridad. Se trata de un programa de financiación de la Unión Europea que crea oportunidades para que los jóvenes hagan voluntariado y gestionen sus propios proyectos solidarios.
Olga lleva desde septiembre en un centro joven en Jena (Alemania), organizando actividades para niños de entre 7 y 14 años. Iria (quien creció en Extremadura y volvió a Salamanca con 18 años) viajó en el mismo mes a Belluno, en el Véneto, en las Dolomitas (los prealpes italianos), donde desarrolla un proyecto sobre sostenibilidad, food waste e interculturalidad. Estarán alrededor de un año colaborando con las comunidades locales en sus proyectos. Durante su estancia, el programa cubre sus costes básicos (desplazamiento de ida y vuelta, alojamiento y comida) y reciben una pequeña asignación para gastos personales.
Olga trabaja 30 horas a la semana en el centro joven y dedica su tiempo libre y el fin de semana a aprender alemán y a viajar. Apasionadas ambas de la naturaleza y la montaña, disfrutan de paisajes espectaculares. “Me está encantando conocer esta cultura e Italia tiene una magia especial, tanto las personas como su cultura”, cuenta Iria. Actividades de cocina, videojuegos, asambleas, manualidades forman parte de la actividad habitual del centro joven donde trabaja Olga. “En los centros jóvenes de aquí todo se basa en la participación y son los niños los que eligen qué hacer y cómo. Nosotros les acompañamos, ayudamos y mediamos cuando hay conflictos”, explica Olga.
Las tareas de Iria también tienen que ver con el ámbito educativo: talleres en los institutos de la zona, intercambios de idiomas, talleres de cocina para personas con diversidad funcional y colaboraciones con diversas asociaciones de voluntariado, colectivos LGBTIQ+... “También desarrollaré un proyecto personal que consistirá en construir un huerto urbano orientado a la educación ambiental”, añade.
La convivencia con los otros voluntarios forma parte de la experiencia del Cuerpo Europeo de Solidaridad. Olga vive con otros 11 jóvenes de Eurowerkstatt, la entidad que coordina a los jóvenes entre las diferentes entidades de Jena. ”Vivimos los 12 en un edificio que se llama “Casa Loca”, distribuidos en pisos compartidos de tres personas. Yo comparto con un francés y un ucraniano". A Iria el voluntariado le está ayudando a salir de su zona de su "burbuja joven" y conocer a gente muy diferente. "Intento ir a charlas, talleres y eventos en el pueblo para hacer amigos y conocer la cultura y lo que le importa a la gente local".
Para estás dos jóvenes, vivir estos meses en Alemania e Italia se está convirtiendo en una experiencia transformadora a la que han accedido a través de la Fundación Plan B Educación Social. Gracias a la colaboración con el Espacio Joven del Ayuntamiento de Salamanca, esta entidad asesora a los voluntarios en los trámites para encontrar un proyecto social en otro país de Europa que les acoja y les ayuda a prepararse para la experiencia. Para este curso, Plan B ha gestionado con cinco voluntarios salmantinos su estancia en otros países de Europa y en diciembre se marcharán otros tres.
Olga recuerda algunas de las ventajas de este programa: “Valoro mucho la oportunidad que te da la Unión Europea de viajar a otro país sin gastarte ni un duro y con la facilidad de que no tienes que empezar de cero, sino que hay un proyecto que te respalda y unas personas que están detrás sosteniéndote”. ¿Lo más difícil? Para Iria es dejar tu zona de confort, tus amigos, tu ciudad, tu pareja... "A veces todo se siente lejano y es fácil sentirte sola. Es difícil convivir con gente que no conoces o que tienen otras maneras de trabajar, pero todo se va andando. Llevo aquí poco, pero el recuerdo más bonito que tengo es del amanecer en Bolonia y el de ir con la bici y ver las Dolomitas de frente".
Ambas creen que esta vivencia repercutirá de forma muy favorable en su futuro laboral. “En Alemania trabajan de forma muy diferente con la juventud y con la infancia y es muy útil no solo tener el criterio de España”. Iria también está aprendiendo a ser más flexible y a tolerar más la frustración. "Ahora miro hacia lo que yo quiero (una educación de calidad y significativa) con perspectiva, cuidándome en el proceso. También estoy descubriendo que ante las adversidades, soy más capaz de gestionarlas de lo que pensaba y a acompañarme en todos los procesos con templanza, honestidad y constancia".
Si tienes entre 18 y 30 años y quieres vivir la experiencia de conocer otro país de Europa mientras colaboras con la comunidad local a través de un voluntariado, puedes inscribirte en el Cuerpo Europeo de Solidaridad.