Como criterio más general “en el presente, cada uno somos lo que hemos sido”. Por tanto, lo que hemos visto en anteriores textos define lo que es una criatura es al nacer.
Y podemos hacer otra afirmación: el primer año de vida, la infancia y la adolescencia es el periodo que condiciona (no determina) el resto de nuestra biografía vital.
El desarrollo y madurez del cerebro, la maduración de la fisiología corporal, el temperamento y la personalidad, lo que de aprendizaje tiene el mundo emocional y el vínculo afectivo más importante, el APEGO, se forman y estabilizan en la infancia.
El primer año de la vida es tan fascinante desde el punto de vista social, emocional y afectivo, que la madre y el padre o los cuidadores no deben perdérselo. Solo podré comentar aquí algunos aspectos.
Desde el punto de vista de la fisiología corporal, los cuidados deben ir acompañados de interacciones (miradas frontales, alegría vital, sonrisas, caricias, cantos, mecimientos, palabras de amor, abrazos y todo lo que le salga del corazón). Estimularles (solo cuando estén despiertos y activos) acompañándolos de afectos y mimos.
Pero déjenle descansar y dormir bien al bebé (todo es nuevo para él y eso cansa mucho), se acomoden a su ritmo y no le atosiguen, observen su conducta y déjenle observar. En definitiva, se comuniquen, inicien un pre-diálogo con armonía, por decirlo así.
Ya saben que lo más desarrollado de un bebe es la cabeza y muy especialmente su capacidad de succión. Están preparados para aprender, entenderse con los cuidadores y alimentarse. Vincularse y comer.
La succión tiene varios aspectos: (a) comer para sobrevivir, (b) conocer el cuerpo suyo y de los demás, también los objetos, chupándolos.
(c) gozar, desfrutar, sentir el gusto cálido de la leche, el tacto placentero del pezón, los senos y la piel, el placer de chupar los propios dedos y los objetos suaves.
d) disfrutar del ritmo de la succión en armonía con la madre. Los bebes tienen un ritmo propio (varias succiones y cada poco un descansito) y la madre se adapta observando las succiones y haciendo intervenciones en las pausa: sonrisas, palabras amorosas o movimientos para animarle a que succione, etc.
La foto del amamantamiento es maravillosa: la madre coge al bebé, desnuda sus pechos, siempre le tiene en brazos y sobre su cuerpo, están frente a frente . La madre le mira a lo largo del amamantamiento en torno, al 70%, sin proponérselo. El bebé fija su mirada en el pecho o cara de la madre todo el tiempo. Están unidos, en contacto corporal cuerpo con cuerpo, su boca en la mama, la madre le coge la mano flotante, mientras con la interior la cría acaricia el pecho o la piel de su madre.
Y ambos bailan al ritmo de la succión y las pausas. Es el pre-lenguaje entre dos.
Los padres y otros cuidadores también pueden interactuar de forma especial, una asimetría entre adulto y bebé que debe ser armónica.
Estas interacciones específicas son esenciales para que se forme el apego. Veamos un pequeño esquema:
Siempre que sea posible alimentarle con leche materna. Es mejor en términos de alimentación, la madre le transmite defensas que le protegen de enfermedades, es una situación de interacción privilegiada y placentera. Menudo chollo, para empezar bien la vida.
Claro que los padres hábiles pueden hacer maravillas con el biberón ¡Ahí les quiero ver! Y jugando y limpiando el culete también.
Pero si no es posible, las alternativas también permiten un buen apego y muchos gozos, no angustiemos a las madres que no puedan alimentar a sus crías.