El obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, presidió la eucaristía en honor a Santa Teresa de Jesús en la iglesia de La Anunciación de Alba de Tormes
Alba de Tormes vivió este domingo la festividad de Santa Teresa de Jesús y la clausura del Año Jubilar dedicado a esta Doctora de la Iglesia, cuyos restos se veneran en el templo de La Anunciación de las madres Carmelitas. La eucaristía fue presidida por el obispo, Mons. José Luis Retana, quien recordó de forma muy especial la figura de la Santa: “Teresa fue una mujer valiente, amiga fuerte de Dios, amante de las letras, de la libertad y de la verdad. Es la mujer creyente, que a la luz del Evangelio afirma la dignidad de la condición femenina, y la maestra mística que abre nuevos caminos para el espíritu, pero al mismo tiempo con los pies en la tierra; su experiencia profunda de Dios ha traspasado las fronteras del tiempo y del espacio”.
Ante un templo lleno de fieles, y la talla de Santa Teresa de Jesús a los pies del altar, el prelado recordaba cómo hacía un año se iniciaba el Año Jubilar, con ocasión del IV Centenario de la canonización de Santa Teresa de Jesús. “Hemos quedado sorprendidos por su capacidad de convocatoria y hemos intentado reavivar en la Iglesia y en la sociedad el mensaje que ella continúa emitiendo”.
Mons. José Luis Retana también incidió en la necesidad de revisar si este año jubilar, “nos ha ayudado a identificarnos más con Cristo y nos ha alentado en su seguimiento”. Porque como también remarcó, “estamos en un mundo en el que todo nos invita a mirar hacia fuera, y los estímulos que nos rodean están pensados para captar nuestra atención y vendernos el producto al precio que sea”.
Pero insistía en que frente a un mundo de apariencias, donde todo son estímulos hacia el exterior, “Teresa de Jesús tiene un mensaje de autenticidad personal, nos invita a mirar hacia dentro de nosotros, y su gran lección es que nos demos cuenta de que ¡estamos habitados!”. El obispo considera que sería bueno que el Año Jubilar, “nos hubiera servido para abandonar nuestra vida de tibieza y de pecado”.
Asimismo, quiso subrayar que ahora, “es tiempo de caminar hacia las periferias humanas como hermanos y apóstoles, de caminar hacia el corazón de la Iglesia, nuestra casa y hogar”, y hacerlo, “como hijos pródigos, al encuentro con el Padre que nos espera, que hace fiesta por el retorno, que nos restituye a la condición de hijos”.
La eucaristía fue concelebrada por sacerdotes diocesanos y carmelitas en la iglesia basílica de La Anunciación, donde todos juntos rezaron la oración a Santa Teresa del Año Jubilar que se clausuraba. Con motivo del cierre de este tiempo de gracia, donde los peregrinos podían obtener la indulgencia plenaria, se decoró la puerta santa del templo con un gran arco con iconos de la orden de los carmelitas.
En este arco se colocaron dos bustos de madera policromada de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, de Antonio de Paz (siglo XVII), de 64 y 66 centímetros de altura, que forman parte de la exposición 'Artis momentum'. Sobre los bustos también se colocaron dos cuadros, de Jesucristo y la Virgen María, del siglo XVII y del Monasterio de La Anunciación de Nuestra Señora del Carmen, de las madres Carmelitas descalzas de Alba de Tormes. Ambas obras se pueden contemplar junto a la celda donde murió Santa Teresa de Jesús.
Texto: SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN