De una forma más general (ya he comentado las semanas pasadas la importancia de los valores y la edad) en la decisión de asumir un embarazo convine tener en cuenta:
Aspectos positivos
-Valores de la fecundidad.
-Edad de la madre.
-Recursos para cuidar el bebé.
-Implicación de la pareja en decisión, si es el caso.
-Hábitos saludables: alimentación sana adecuada, ejercicio físico y sueño adecuado.
-Compromiso incondicional de cuidar la vida del bebé.
-Tener pareja estable.
-Tener una red familiar de apoyo, abuelos y resto de familia.
-Trabajos compatibles con la maternidad.
Riesgos
-Falta de valores.
-Edad avanzada de la madre.
-Carencia de recursos.
-No implicación de la pareja o pareja en conflicto.
-Fumar sin saber si está embarazada.
-Tomar drogas o alcohol en el periodo de posible embarazo o durante él.
-Estilo de ida no saludable.
-Falta de compromiso incondicional o deficiencias en el cuidado.
-Tener un hijo sin apoyos.
-Carecer de red familiar.
-Trabajos de riesgo para la maternidad.
Cuando no se planifica la decisión de tener un bebé es más probable que la madre no tenga en cuenta estos factores y se cometan errores como:
-Embarazo no deseado que es más probable que acabe en aborto.
-Posibilidad que durante semanas se asuman riesgos por no ser conscientes del embarazo: tomar medicamentos, drogas o alcohol, fumar, etc.
-Convertir el bebé en una falsa solución en caso de conflicto previo entre la pareja.
-No poder asumir los cuidados y requerir ayudas familiares o de los Estados responsables.
Aunque es preciso decir, para que nadie se alarme, que es frecuente que las mujeres tengan una vida razonablemente saludable y que les sorprenda un embarazo no planificado.
La sociedad debe ofrecer dos alternativas: la posibilidad del aborto (que no se deber banalizar, sino verlo como un problema muy serio –se sea católico o no- y que es un mal menor, porque legalmente no debemos imponer un embarazo a una mujer-) y la posibilidad de ofrecerle ayudas, si desea seguir adelante con el embarazo. Esta decisión corresponde a la mujer y, si fuera el caso, mucho mejor si la comparten con la pareja.
Gracias a que la mayoría de mujeres llevan una vida saludable pueden decidir con libertad. No es mi intención angustiarlas. Es mejor empezar bien, llenas de ilusión, compartida con la pareja pero, sino ha sido así, tienen el tiempo de empezar bien cuando se saben embarazadas. Este es el momento de empezar con rigor los cuidados y saber decirse: “Somos biológicamente dos” durante nueve meses.
Son miles de personas las que no han sido planificadas, solo les digo: tener la libertad nos hace más humanos y decidir con plena conciencia y responsabilidad, mejor antes o inmediatamente después de conocer el embarazo, es nuestro deber con la vida de la persona que traemos al mundo. Acabemos con la idea ancestral de que vengan los hijos que Dios quiera (el catecismo decía que no hay que tomar el nombre de Dios en vano).
Cantar la vida, transmitirla y cuidarla es una necesidad de la especie y uno de los valores de las personas concretas que asumen ser madres o padres ¡Felicidades!