Procura convertirse en una forma
constante en el número y peso
que tenga en su medida todo eso
sujeto por su nombre en la horma.
Su alma en este siglo se conforma
con menos que encontrarse de regreso
allá en esa estrella donde ileso
nació a este mundo con su norma.
Le dicen los antiguos que el mañana
vendrá con lo que tenga sin aviso
que diga la manera de afrontarlo.
Por eso se dedica a olvidarlo
volviendo la mirada hacia el viso
del alba asomada en la ventana.