Durante más dos décadas ha sido el delegado provincial, pero ahora ha dejado el cargo por voluntad propia para centrarse en su familia y ha sido relevado por el conocido Alfonso Vicente
Paco Gómez, el jefe de los árbitros de Salamanca durante más dos décadas, ha dejado el cargo por voluntad propia para centrarse en su familia y ha sido relevado por el conocido Alfonso Vicente, motivo por el que ha repasado su vida en SALAMANCArtv AL DÍA.
“La sensación que tengo es de tranquilidad y no sabía lo que era un fin de semana sin la tensión de los partidos. Parece mentira, pero recibir llamadas a las tres de la mañana era algo normal y ahora es una relajación total”.
“El trabajo ha sido en equipo, no solo mío y hay que destacar lo que hacía la directiva, la secretaría y todos. Se hace mucho más de lo que la gente se cree, dado que no es nada fácil coordinar todo. Es una labor estresante y lo peor era cuando se te caía una pieza para intentar sacar adelante la competición cada semana”.
“Ha habido una evolución en el Colegio de Árbitros desde que yo lo cogí hasta ahora. Hubo una época, ya prehistórica, con un montón de agresiones y tuvimos que hacer un trabajo fortísimo por parte del fútbol de Salamanca para frenarlo. Nos unimos clubes y árbitros para evitar que eso fuera a más y así erradicamos ese grandísimo problema”.
“Con la pérdida de compañeros que han fallecido por enfermedades. Lo que más me marcó fue la primera vez que tuve que actuar como delegado para dejar a un equipo sin árbitros por una agresión que se cometió. Eso fue un punto de inflexión y la gente empezó a darse cuenta que había alguien en el Colegio de Árbitros que no lo iba a permitir más”.
“Durante el último año ha estado trabajando conmigo para que viera cómo funciona el Colegio de Árbitros, pero cada uno tiene que darle su toque personal evidentemente. Lo único que le digo como consejo es que haga lo que su conciencia le dicte y que siempre intente ser equilibrado. Hay que saber cuando tienes que ser generoso o más exigente en todos los sentidos”.
“Una niña que va a hacer ahora cinco años como mi nieta. Vive fuera de Salamanca y cada vez que me ve me dice ‘yayo, ¿qué pasa que no me vienes a ver?’ Esto me ocupa mucho tiempo y tira. He tenido mi época y con los años se hacen las cosas con ilusión, pero no es la misma que la del principio. Cambiamos la ilusión por la maestría con el tiempo y hay que saber ceder el paso a nuevas generaciones, aunque también es fundamental limpiar la cabeza y hay que desahogarse. Está la Liga, luego en verano tampoco paramos… y toca descansar”.
“Que haya un árbitro principal en LFP es algo complicado, pero eso ya no es cuestión solo del delegado, dado que influyen muchísimos factores externos a nosotros. Llegar al mundo profesional es muy complicado hoy en día, aunque sí que se le dan todas las armas a los chavales… pero debe haber compromiso. Ojalá ocurra y si Alfonso Vicente no tuviera ese objetivo, igual no tendría sentido estar al pie del cañón”.
“Lo principal es que la gente no nos conoce, pero debería hacerlo. Yo no tenía ni idea de pitar al principio y casi entré por confusión, por lo que el gusanillo siguió porque el deporte es una droga sana. Llevo 47 años en esto y cuando arbitras ni oyes al público si te concentras. Se hacen muchos amigos a nivel de árbitros y clubes. Lo nuestro es algo apasionante”.