Es un gran conocido en citas como la de Alba de Tormes y ahora debuta en Peñaranda
Hablar de los oficios artesanos es hacerlo de un pequeño reducto de ‘artistas vocacionales’ que vierten toda su creatividad en desarrollar productos que surgen del esfuerzo de las manos y la ilusión de una mente, algo que hoy, con la vorágine que vive la sociedad actual, parece estar en pleno proceso de extinción.
Ejemplo de esto podemos encontrarlo en carne y hueso, materializado en Juan Carlos González, artesano del cuero para los animales, que como el mismo define, ha hecho de sus constantes ganas de crear en una ‘enfermedad saludable’ que hoy le mantiene en plena actividad y evolución.
Y es que Juan Carlos tiene su gran base de trabajo en Piedrahita (Ávila) donde regenta la tienda ‘Talabaceria’ en la que ofrece productos tan llamativos hoy como cencerros para ovejas, vacas, cascabeles, campanillas y collares para distintos animales. Todos ellos hechos artesanalmente y en cuero y que pueden consultarse y adquirirse a través del teléfono 639060126
Una pasión, la de crear este tipo de productos en cuero, que tiene un llamativo origen. “Todo surgió en un viaje que hice a Irlanda. Allí conocí a un artesano que me enseño el oficio y como crear todo esto y nada más volver a España no dude un momento en ponerlo en práctica. Esto fue en el año 1990”.
Desde entonces no ha dejado de apostar por esta pasión artesanal, fundando su tienda, pero además adaptándose a los nuevos tiempos, algo que le llevaba a iniciarse en las Ferias. “Empecé a ver que todo cambiaba y aposte por iniciarme en las ferias de muestras. Es una evolución que también es positiva” asegura.
Hoy en día Juan Carlos tiene presencia en 15 citas anuales por toda la geografía, entre mayo y noviembre, una de las últimas este mismo fin de semana en Peñaranda, tras la anulación este año de la que habitualmente visita en Alba de Tormes.
Pero la realidad que pinta sobre su oficio, a pesar de las evoluciones, no es nada halagüeña. “Como cualquier oficio artesano parece que se va perdiendo, no hay continuidad, por lo que terminaremos por desaparecer. Hoy los que resistimos tenemos trabajo pero es algo temporal”.
Pero mientras la vida sigue su curso, Juan Carlos sigue montando su stand en cada feria que ve con interés, siempre con la mirada puesta en la potenciación de un oficio vocacional que parece continuar encontrando un público que frena y disfruta con productos como los suyos, que llevan un distintivo sello de autenticidad que marcan unas manos más que trabajadas.