Las campeonas españolas están haciendo historia. No solo por haber ganado el ser campeonas del mundo del fútbol femenino, también porque con su tesón están logrando cambiar y modernizar las estructuras organizativas del fútbol español, anquilosadas en tiempos pasados. Nos están dando lecciones del bien hacer para avanzar en cuestiones organizativas, humanitarias, de igualdad y de relaciones, además de hacer buen fútbol. Con su éxito y desde su éxito en Sídney, las campeonas se han convertido en un referente de la lucha por la igualdad, la profesionalidad, la modernización y la inclusión.
Los acontecimientos ocurridos durante la final del mundial femenino y que culminaron con el polémico beso dado sin consentimiento por Luis Rubiales, a la sazón Presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), a una de las campeona, Jenni Hermoso, fue el detonante de un movimiento reivindicativo del fútbol femenino, cuyo sentir y decisión se manifestó claramente en el eslogan de “Se acabó”, expresión clara y contundente del hasta aquí hemos llegado.
Las reivindicaciones de las futbolistas estaban en el ambiente y se concretaron en la exigencia de una nueva dirección deportiva, la reestructuración de la cúpula federativa y cambios significativos en el área de comunicación y en la dirección de Integridad. Es decir, las campeonas reivendicaban cambios estructurales, otro estilo de dirección y otra forma de comunicación, toda una nueva manera de concebir, hacer y comunicar.
Con esa actitud, las futbolistas españolas han abierto el paso a nuevos tiempos en los que se espera que el machismo, la soberbia, la prepotencia y la falta de transparencia queden atrás. Los pasos dados van en la buena dirección: destitución del presidente y del secretario general de la Federación, Luis Rubiales y Andreu Camps, respectivamente, así como del seleccionador de la selección femenina de fútbol, Jorge Vilda.
Todo ello requirió el plante de casi cuarenta futbolistas españolas, incluidas las 21 campeonas del mundo, que se negaron a ser convocadas para jugar con la selección hasta que no se llevaran a cabo profundos cambios en la gestión del fútbol, evidenciando así la falta de conexión entre la Federación de fútbol y la realidad del mismo. Fue necesaria la mediación del Consejo Superior de Deportes (CSD) para alcanzar un acuerdo que salvara los compromisos internacionales de España en la competición femenina de fútbol.
Los compromisos internacionales se salvaron con nuevas victorias frente a Suecia y Suiza. Las campeonas evidenciaron su profesionalidad desactivando el boicot a la convocatoria internacional y jugando como saben hacerlo, con inteligencia, garra y precisión, disfrutando sobre el césped, bajo la mirada y emoción de un nuevo récord de asistencia en el fútbol femenino español. En el estadio Nuevo Arcángel (Córdoba) y ante 14.194 espectadores, se disputó el segundo partido correspondiente a la Liga de Naciones con una compenetración especial entre afición y futbolistas. Las campeonas volvieron a sentir el apoyo y el cariño de la afición tras ganar el Mundial y después de unas semanas complicadas de conflictos, estrés, ansiedad y desasosiegos.
Era la primera vez que jugaban en España con la estrella de campeonas del mundo cosida en el pecho y el festín en el campo no pudo ser mejor, saldado con una merecida goleada de 5-0 ante Suiza y un reencuentro emocionante con los aficionados que convirtieron las gradas del Nuevo Arcángel en una constelación de estrellas, creada con las linternas de sus teléfonos móviles o celulares. Las futbolistas de la selección, campeonas, referentes y líderes, demostraron una vez más que, también con ellas, está la pasión por el fútbol, que se merecen el aprecio de la gente y el máximo respeto.
El empuje que vive la selección femenina del deporte rey en España cuestiona muchas cosas. No es de extrañar que se haya generado un terremoto en la Federación que, gracias a los éxitos que las campeonas siguen cosechando, parece que se va tornando a la normalidad, aunque quedan muchas cosas por arreglar y mejorar.
El fútbol femenino tiene un futuro prometedor. Está lanzado en todo el mundo y la liga española está muy bien posicionada. Puede convertirse en la competición de referencia a escala mundial a pesar de sus bajos salarios que, sin duda, mejorarán. Por eso fueron a la huelga las futbolistas y lograron un acuerdo entre patronal y sindicatos que elebará el salario mínimo en un 30%, pasando de 16.000 a 21.500 euros. Muy alejado, no obtante, de los salarios de la liga masculina.
Algo ha quedado claro y es que las campeonas son un ejemplo a seguir, tanto deportiva como socialmente. La del fútbol femenino es una selección que enamora. Sus logros prácticos en el terreno de juego y simbólicos en la sociedad, son edificantes y de un alto valor, tanto que han llegado a sacudir los cimientos del fútbol español. Para ellas, la lucha continua a pesar de haber sufrido la amargura de no poder disfrutar de la gran hazaña conseguida al ganar la Copa del Mundo del deporte rey, el fútbol. Para nosotros, nos queda el orgullo de contar con campeonas de su talla.
Acompañemos a las campeonas del mundo en su celebración: De Sídney a Madrid: la celebración de las campeonas del mundo
https://www.youtube.com/watch?v=y7odFeeLGYY&t=56s
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© Francisco Aguadero Fernández, 29 de septiembre de 2023